Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

sábado, 26 de mayo de 2012

Compasión


Flora es vieja, delgada, estrafalaria. Siempre está sentada en un sillón de mimbre frente al televisor. Nunca mira lo que ponen, sólo necesita su catódico murmullo para acallar el silencio insoportable de haber sobrevivido a sus muertos. Siempre está leyendo, sin descanso, de día y de noche, dormitando con el libro sobre el regazo, comiendo con un ojo puesto en una página, llevándose el volumen al baño. Paladea poesía, devora novelas de aventura, llora folletines de amor, roe teatro. Yo sé que tamaña ansiedad y consumo de historias hace que no le suban a la memoria sus propios recuerdos. Así, no deja ni un resquicio a la añoranza. Así, entrega limosna a la indigencia de su alma. Yo quiero aliviar tanta soledad, tanto abandono, tanto desamparo. Por eso, antes de irme, le pondré una de mis inyecciones.



Publicado en la I Antología de Microrrelatos Triple C

25 comentarios:

Unknown dijo...

Genial final. Nos llevas de la mano por un sendero con destino incierto para, llegado el momento, abofetearnos con contundencia. Enhorabuena.
Un abrazo.

David Moreno dijo...

Qué bueno, esa inyección de compasión y compartir antología ...

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Petra Acero dijo...

La muerte como solución de las penas y el sufrimiento. Pero en manos de terceras personas bienhechoras, bondadosas, asesinos.
Mar genial mezcla de sensaciones y sentimientos para el lector: en línea recta. Muy bien llevados al desnlace.
Enhorabuena.
Un abrazo.

Cabopá dijo...

Se puede entender la actitud de Flora y se puede entender a quien le quiere poner esa inyección...

Muy bueno Mar, ya nos tienes acostumbrados, tus buenas letras siempre están impresas por la magia.

Besicos

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Soberbio, Mar!

Un micro excelente, con un final que me ha helado la sangre.

A mí me gustaría que si llego a sobrevivir a mis amores, poder vivir como Flora; leyendo sin dejar resquicio a la añoranza.

Un abrazo,

Mar Horno dijo...

FERNANDO, la verdad es que me estaba saliendo un micro bastante tierno de esos míos de libros y lectura y dije, de eso nada, aquí una muerte. Un abrazo.

DAVID, esa antología es una maravilla. Yo la he prestado a algunos amigos y les ha encantado. Hay muy buenos micros en ella. Un abrazo y encantada también de compartir.


PETRA, el mundo está lleno de asesinos totalmente convencidos de que son bondadosos. Un beso y gracias por dejar tu comentario aquí.

CABOPA, incluso la verdad es relativa como bien apuntas. Un beso.

PEDRO, la lectura es una buena tirita, a veces un buen vendaje. Un abrazo.

Nicolás Jarque dijo...

Mar, duro retrato de la soledad, que cuando aparece es una pesada compañía que marchita la vida.

Me gustó el ambiente que recreaste y el final que lo torna todo del revés.

Un abrazo y a seguir así.

Pilar Arenas Nieto dijo...

Cruel compasión que frena el alivio elegido por la marchitada Flora. ¿De qué manera aliviará ahora sus compasivos pensamientos la salvadora?

ESPERANZA dijo...

MAR ya lo había leído en la Antología y me pareció magistral y ahora me ratifico en la misma calificación.

Un abrazo.

Elysa dijo...

Mar, es un bello texto, de como la lectura llena la vida de Flora y con un final sorprendente.

Besitos

Unknown dijo...

Gran cuento.
Expones a quienes no entienden que la eutanasia es un derecho personal y privado, no podemos tomar decisiones acerca de vidas ajenas; con la excepción de que se trate de personajes de nuestros cuentos.
Aquí ya se han dado casos de enfermeros asesinos , les apodan ángeles de la muerte.
Te diré que a mi no acaba de convencerme el hecho de que un loco hace las cosas sin darse cuenta.
¿Has visto como jamás aparece un loco que se meta a tu casa cuando no hay nadie y se pone a limpiar y ordenar todo? Más si llega a ocurrir en el caso contrario.

Laura dijo...

Especialmente me encanta el nombre de tu protagonista, que recientemente lo he utilizado para un breve porque a mí también me gusta muchísimo. Tu texto es muy tierno y entrañable la figura de Flora, y el final es como un espaldarazo a nuestra ética y a nuestros pensamientos.

Es precioso. Un beso.

MJ dijo...

Ese final me ha dejado helada, Mar, ¿era necesario matar a Flora?
En cualquier caso, un gran texto escrito con una prosa exquisita.

Un beso.

Rosa dijo...

Las lecturas ayudan a superar las pérdidas, de eso no hay duda. Pero nadie tiene el derecho a decidir cuando ha terminado tu vida, excepto uno mismo.
Un gran micro Mar. Enhorabuena!!!

Besos desde el aire

Miguelángel Flores dijo...

Uah, tremendo final, y tremenda descripción de la abuela. Me encantan las expresiones que utilizas para definirla. Haces un retrato perfecto de como NO se siente por dentro. Precioso, Mar.
Abrazos.

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

¡Uhhh, qué final!
Tremendo, me encantó.
Excelentes descripciones sobre el estado de ánimo de la protagonista. Inesperada aparición del personaje secundario, cuestión que le da una fortaleza enorme al micro.
¡Felicitaciones!
Saludos.

Mar Horno dijo...

NICOLAS, la vejez es un tema que me obsesiona, ¿cómo pueden sobrevivir las personas cuando su vida, sus seres queridos han quedado atrás? Así se me ocurrió el micro. Un abrazo.

PILAR, estas personas no tienen remordimientos porque creen que son compasivos, que ahorran sufrimiento. Un abrazo y gracias por comentar.

ESPERANZA, me siento muy orgullosa de que esté en esa Antología, rodeada de tan buenos micorrelatistas. Un beso.

ROSA, este es uno de esos micros míos cuya temática son los libros o la lectura. Me encanta escribir sobre ello. Algún día, haré una antología de ellos. Espero. Un beso.

Mar Horno dijo...

ELYSA, este micro ha tenido muchos finales, pero no me convencían mucho, a final me decidí por éste, que le da mucha fuerza. Un beso.

CARLOS, tus comentarios siempre van más allá. Estoy de acuerdo contigo, a ningún loco le da por limpiar tu casa. Muchas gracias por tu comentario.

LAURA, nació para ser tierno y extrañable pero como no funcionaba le cambié el final por éste. Espero que te haya gustado. Un beso.

MJ, la verdad es que el final hiela la sangre. Un beso.

Mar Horno dijo...

MIGUELANGEL, es verdad, si no fuera por el final, sería un micro precioso. Un abrazo.

JUANITO, ese personaje siempre está ahí pero nos da la impresión de que es el narrador y que no intervendrá en la trama hasta que salta a la palestra en el momento final y saca su inyección. Muchas gracias por comentar. Un abrazo.

Yashira dijo...

Uy Mar, me reconozco en esa Flora, siempre he pensado que cuando sea mayor, sólo pido poder leer, si esté como esté, puedo leer me seguiré sintiendo viva, pero ojalá no me encuentre con ninguna persona bondadosa como la de tu final, uf, me ha dejado helada, porque no me gustaría que decidieran por mí, si estoy haciendo justo lo que deseo hacer.

Un abrazo, men encantó tu relato,

Javier Ximens dijo...

"que no le suban a la memoria sus propios recuerdos", esta frase me llena de compasión. Muchas Floras existen, quizás aún sin posibilidades de leer. Es un relato-grito. La eutanasia final vale, siempre que sea con su consentimiento. Buen trabajo, Mar

El moli dijo...

¡Que fuerte Mar! Una historia dura y con un final más fuerte aún.
Más allá del final, extraordinaria.
Un abrazo.

Mar Horno dijo...

YASHIRA, nadie debe decidir por nadie y menos sobre la propia vida. Yo también me reconozco en esa Flora. Un abrazo.

XIMENS, es verdad, yo conozco muchos casos de ancianos así, y no todos pueden ahogar sus recuerdos, sino solo sufrirlos. Un abrazo.

EL MOLI, muchas gracias por acercarte a comentar. Me alegra que te guste mi micro. Un abrazo.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Jugando a ser dioses.

Anónimo dijo...

Yo también le pondría una de mis inyecciones y viviría agarrada siempre a mi jeringa.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.