Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

viernes, 9 de diciembre de 2011

¿Por qué no le das tu cartera?

Se topó de bruces, como un muro contra el viento. El mendigo negro, con gorro de lana y dientes blancos, le enseñaba el periódico envuelto en plástico, una bandera que ondeaba pidiendo socorro. Él, mañana fría y soleada en la mente, pasaba de largo con un buenos días que se congeló en la primera sílaba.
Pero se detuvo.
Una pregunta en su cabeza hizo aparición, un fogonazo que surge desde la ignorancia a la estupidez. Se hizo una entrevista mental que se inició con siete palabras.
"¿Por qué no le das tu cartera?"
La discusión echó chispas.
Puede que esa pregunta se la inoculara el mendigo gracias un poder africano que hacía más efectivo estar en la calle con la palma hacia arriba. O fue quizás un embrujo, una especie de vudú para dar lo que tenemos sin remisión, para ser más justos y parecer más buenos.
Él se revolvió contra la idea, luchador incansable. Sintió como su cartera ascendía en el bolsillo buscando el exterior frío de noviembre. A su lado los dientes blancos seguían ahí, acompañando un periódico caducado con más recuerdos que noticias.
"¿Por qué no le das tu cartera?"
El hombre sacó la piel de vaca, resignado, y dio un par de pasos atrás sufriendo las consecuencias de la derrota. Rebobinó para ponerse junto al mendigo que bajó el periódico extrañado. El hombre dejó caer su cartera sobre la palma todavía abierta. El hombre no tuvo tiempo de preguntarle antes de que se largara, deprisa, dando la vuelta a la esquina.
Ya más tranquilo anduvo un par de manzanas deteniéndose junto a un semáforo. Miró a izquierda y derecha, a su lado una mujer daba besos a un niño. Sintió un latido, otra interrogación.
"¿Por qué no cruzas en rojo?"


7 comentarios:

Laira dijo...

¡Oh! ¡Que bestia! me encanta.
Genial..."¿porqué no me regalas algo de talento?"(a ver si cuela).
1 abrazo.

omar enletrasarte dijo...

muy bueno,
saludos

Citopensis dijo...

Gracias a ambos por los comentarios.

Un saludo, Alberto.

El Eskimal dijo...

Está buen, muy bueno, sobre todo por esos mensajes en interrogación que tiene el hombre en la cabeza. Tales directrices hacen que el cuento tenga un buen final. Saludos.

Unknown dijo...

Magnífica progresión de pensamientos que le llevarán a disfrutar una rondas de ruleta rusa.

Elena Casero dijo...

me gustó, me gustó

Un saludo

Anónimo dijo...

Esquizofrénico, me encantó la trama, aunque algunas imágenes se me resistieron, como la del periódico y la discusión.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.