Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

martes, 1 de noviembre de 2011

Agatha Muscat

Creo que nunca he hablado de Agatha Muscat. Si lo hubiera hecho seguramente lo recordaría. Agatha Muscat tenía uno de esos trabajos que se hacen desde casa. Montando bolígrafos. Como era sonámbula, muchas noches se levantaba y se ponía a montar bolígrafos. No ocurría a diario, pero sí frecuentemente. Cuando pasaba esto, se despertaba muy cansada, aunque con la satisfacción de haber hecho todo el trabajo de la jornada. Entonces podía dedicar el día entero a hacer lo que más le gustaba: montar bolígrafos

12 comentarios:

LaCuarent dijo...

Jo que triste!
Un saludo y buena semana

RosaE dijo...

Triste microrelato.
Gracias por tu amable comentario en mi blog.
Ya te sigo
Un saludo

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Eso es vocación.

A.Torrante dijo...

Y si en lugar de escribir seguís montando boligráfos, Agatha. Estás atrasada con la cuota. ¡¡Vamos, vamos, así nunca vas a ascender al puesto de montadora de lápices portaminas!!

A.Torrante dijo...

Si están interesados, también doy cursos de motivación...

Nicolás Jarque dijo...

Muy bueno ese final que explica lo que no se puede explicar. Me ha gustado mucho la voz utilizada, muy fresca.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Muy triste.

Unknown dijo...

Ésto demuestra como en dado momento, una obsesión se
puede fundir con la felicidad.
Un retrato con matices clásicos de ciertas verdades absolutas.

Elysa dijo...

Menos mal que le gustaba montar bolígrafos si no qué vida más triste...

budoson dijo...

No os preocupéis por Agatha Muscat; ella es feliz así, de verdad. Gracias a todos por comentar. Y por leerlo, claro.

Puck dijo...

Me he agotado solo de pensarlo. Y yo que cuando sueño con el curro lo llamo pesadillas jajaja
saludillos

Javier Ximens dijo...

Pues aunque parece triste esta historia creo que no lo es. Debe ser maravilloso pasarse toda la vida haciendo lo que más le gusta a uno. Es peor lo contrario. Por todo ello, mis felicitaciones al autor.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.