Ya están hartos de jugar al ajedrez: se han dado jaque mate unas mil veces cada uno.
El juego del escondite ya no tiene sentido pues conocen todos y cada uno de los lugares habituales del otro. Hace mucho que dejaron de buscarse, pasado el entusiasmo de los primeros tiempos. Ya se lo han contado todo y lo han visto todo. Han disfrutado mutuamente de su compañía hasta que la compañía dejó de ser un disfrute.
Ahora, ella dormita perezosa bajo un cerezo, arrullada por el melodioso canto de los pájaros, ajena por completo a los movimientos del otro. En la otra punta del jardín, él observa distraído el horizonte desde lo alto de un frondoso roble y, casi sin darse cuenta, exhala un suspiro indolente.
Mientras, la serpiente, ya asumida la derrota, devora su manzana.
El juego del escondite ya no tiene sentido pues conocen todos y cada uno de los lugares habituales del otro. Hace mucho que dejaron de buscarse, pasado el entusiasmo de los primeros tiempos. Ya se lo han contado todo y lo han visto todo. Han disfrutado mutuamente de su compañía hasta que la compañía dejó de ser un disfrute.
Ahora, ella dormita perezosa bajo un cerezo, arrullada por el melodioso canto de los pájaros, ajena por completo a los movimientos del otro. En la otra punta del jardín, él observa distraído el horizonte desde lo alto de un frondoso roble y, casi sin darse cuenta, exhala un suspiro indolente.
Mientras, la serpiente, ya asumida la derrota, devora su manzana.
Blog: Palabras preci(o)sas
8 comentarios:
Excelente, qué bonito Sara :)
No hay paraíso que resista tanto tiempo...
Muy buen relato.
Un abrazo
Genial revisión! La rutina tiene más efecto que las manzanas.
Un abrazo
Gracias, me alegro mucho de que os guste.
El paraíso aparece cuando dejas de buscarlo.
el parïso no podía durar...Era demasiado perfecto. Y aburrido. Faltaban el bien y el mal, ¿no?
Carlos de la Parra, ¡qué razón tienes! Nos pasamos la vida buscando paraísos y no nos damos cuenta de que lo mejor ya lo tenemos.
Puri, tú también tienes razón. La perfección es aburridííííííísima. Yo creo que faltaba más que el mal, la malicia, la chispa. Vamos, que faltaba la Tentación.
Besitos
Redondo, redondo ese final.
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