- Una semilla en esta tierra desolada – dice antes de escupir.
El sargento es un poeta. Capaz de matar sin mancharse las manos y comer después sin arcadas.
Él es metáfora de la guerra y procura excusas a nuestro miedo a base de frases estúpidas.
Nos mantiene apretando el gatillo, disparando contra sombras en la distancia, quizá matando golpes de viento o bolsas de plástico que giran en el aire entretenidas por servir como diana.
Dejamos el suelo lleno de casquillos de bala y seguimos andando.
Sembramos semillas de acero para una vida mejor.
Plantamos al menos la muerte, dice él, donde nadie quiere plantar nada.
7 comentarios:
Gran relato, estremecedor pero lleno de vida, de angustia de muerte y de poesía.
Muy buen relato. Es imposible quedarse impasible ante este tratado de estudio del comportamiento y la autoridad.
La muerte estaba ya sembrada, por eso nadie se atreve a plantar nada.
Un abrazo
Plantar muerte donde nadie quiere plantar nada, por desgracia es un relato muy real.
un saludo
(Agradezco vuestros comentarios y críticas.
Un saludo).
Ya deberían eliminarse mundialmente estos desperdicios de nuestros impuestos, en mantener gente así y su equipamento.
Buen relato, sobre la tragedia de la guerra. La muerte sin sentido me deja sin palabras
Impresionante la comparación y lo bien hecho.
Biquiños.
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