Y el pacto se cumplió a la edad de mis 88 años, ella volvió con la misma que cuando la vi por primera vez, fue mi primer amor y ella será la que con lágrimas en los ojos pondrá el fin a mi vida.
Tenía el mismo pelo greñudo y rojo que de costumbre, el mismo lunar, la misma sonrisa y los mismos ojos apagados que me cautivaron. Me asombré que ella, fuera tan pequeña, pero la juventud te da una visión que la vejez ya no tiene.
Sentado en mi silla, la oí entrar, con esa figura no cambiante, los años no le habían hecho nada, pero durante el rato que pasamos ella me explicó todo lo que vio en el mundo, su visión había cambiado, se había vuelto extraña, su mente era mas vieja, más sabia, pero más fría. Estaba cansada, y si no hubiera sido por aquel pacto. Hace tiempo que hubiera dejado que los rayos del sol la convirtieran en polvo.
Esa última noche, al final fue la última de los dos, en ella reímos, lloramos, cantamos... Quizás por eso, ella abrió aquel corazón que dejó de palpitar hace muchos siglos.
Al llegar la aurora, sonrió, los dos supimos que era el fin así que sólo terminó la noche. Terminó con lo que hace mas de 70 años juramos, me mordió hasta que la última gota de mi sangre, fue libada por ella, fue tan dulce como decía, o quizás era por la implicación del momento. Y cuando un rayo de sol entró ella besó mi pronto cadáver que sonrió despacio y desapareció convertida en lo que desde hace tiempo deseaba... polvo.
Así terminó una vida de cientos de años, con un simple mordisco un simple beso una simple noche una simple mirada, una simple sonrisa.
Los dos convertidos en polvo. Quizás más pronto más tarde, esperaba que la puediera volver a ver. Esperaba poder volver a ver aquella sonrisa.
1 comentario:
A mi me parece una historia de amor muy bonita :) aunque nos deje hechos polvo.
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