Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

miércoles, 9 de marzo de 2011

Fantasía japonesa

The upper class (Kitagawa Utamaro)

De la unión de Amaterasu, diosa del sol, y del rey Yamatumi nació un varón al que pusieron por nombre Kijuro. Deseosa de que su hijo alcanzara la inmortalidad, Amaterasu tenía decidido desposarlo con una diosa; pero Kijuro, antes de cumplir quince años, se enamoró de una damita de la corte llamada Isako, a la que, temeroso de despertar los recelos de su madre, regaló un pai pai redondo, de seda blanca y mango de marfil, indicándole que lo utilizase durante el día para esconder su rostro y así pasar desapercibida. 

Durante veintiocho noches, aprovechando el descanso de Amaterasu, Kijuro e Isako gozaron de su amor, hasta que la número veintinueve, como se acercaba ya la primavera, la diosa adelantó su despertar y sorprendió a Isako mientras abandonaba el aposento de su hijo. Amaterasu, enfurecida, expulsó a la muchacha del reino y la condenó a vivir eternamente en la oscura bóveda del cielo. Desde entonces Isako, en su soledad, juega con su pai pai y lo abre y cierra lentamente, empleando en ello veintinueve días, doce horas y cuarenta y cuatro minutos: el tiempo exacto que duró su felicidad.


Pativanesca

8 comentarios:

Pedro Alonso Da Silva dijo...

Bello relato, Elisa. Ya no volveré a ver la luna de la misma manera. Un abrazo.

Unknown dijo...

Bello bellísimo!!!
Nos has regalado otro cielo.

Un beso grande Elisa

Luisa Hurtado González dijo...

Bonita leyenda, muy logrado el aire que la historia merecía, que la hace ser una leyenda de verdad.
Un beso.

josef dijo...

Bello relato. es comou cuadro de fantasía japonesa. Felicitaciones.
Saludos.

Nel Morán dijo...

Delicioso.

Blogsaludos

puri.menaya dijo...

Maravilloso, Elisa. La leyenda de la luna, con toda la delicadeza de las leyendas orientales. Me encanta la figura del pai-pai abriéndose para ocultar el rostro de la luna.

Caboclo dijo...

"El tiempo exacto que duró su felicidad". Toma final que justifica una fantasía oriental.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Muy hermoso y delicado, felicidades.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.