Había una vez un traductor que quería traducir. Se juntaba con un
actor deseoso de actuar, un cantante ávido por cantar y un profesor ansioso por
profesar. Formaban un grupo de deprimidos de la vida bastante deprimente de
ver. Yo no quería verlos ni en pintura.
Un día llegó un
pintor que anhelaba pintar y los pintó a los cuatro. El éxito del cuadro fue
inmediato e internacional. El pintor contaba en las entrevistas que había
intentado pintar una reunión de seres que sólo pretenden ser lo que ya son.
Algún avezado periodista con ínfulas de sabueso le preguntó si no serían más
bien unos seres que son antes de ser, a lo que el pintor se encendió su pipa,
guardó silencio y no volvió a pintar nunca más.
Yo, por aquel
entonces, sólo tenía una ambición: vivir. Pero no fue posible. Me moría por
vivir y morí sin haber vivido. Ahora soy un muerto viviente solitario. Nunca
tengo hambre y sólo me apetece salir para hablar con mi enterrador, un tipo
viejísimo que, según me cuenta, de pronto fue enterrador sin haber sabido nunca
que quería serlo. Él sólo sabía que quería ser padre, así que se casó, qué
remedio. Su mujer le dio 7 hijos. A día de hoy los ha enterrado a los 8, así
que, me asegura, puede considerarse un hombre realizado.
Autor: Rafael Blanco Vázquez
6 comentarios:
Ingenioso relato sobre lo que somos y deseamos ser. La mayoría de las veces nos transformamos en grotesca imagen de nuestros deseos.
Un relato interesante. Rara vez coincide lo que somos con lo que deseamos ser. Y cuando esto sucede ni nos damos cuenta, porque seguimos buscando.
Un saludo.
Me sorprende el final, sentirse realizado, al final por lo que se ve sí que quería ser enterrador para enterrar a sus seres queridos. Es curioso que normalmente no seamos lo que queremos y que si lo somos no nos demos cuenta, como el enterrador.
Como el pintor, tantos deseos de serlo y lo abandona cuando tiene éxito, en fin, así somos los humanos, no nos conformamos con nada.
Un saludo desde mi mar Rafael,
Inquietante mirada a las contradicciones de la realidad humana. Y detecta una de las fallas del mundo ; como unos bloquean a otros para impedirles ser, y com o unos no han sido llamados a lo que creen ser.
Me gusta, creo que en la vida hay que hacer lo que nos gusta, porque de lo contrario es como no haber vivido.
Saludos.
Muy bueno.
Me encantó la frase "Me moría por vivir y morí sin haber vivido.", un hallazgo.
¡Felicitaciones!
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