Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

domingo, 23 de octubre de 2011

RITUAL

En el dintel de la puerta de la cocina, mi padre midió durante años mi crecimiento, haciendo muescas en la madera con la punta de su navaja. La última señal, suavizada por muchas manos de pintura, marca un metro y cincuenta y seis centímetros y coincide, más o menos, con mis trece años y las palabras de mi madre mientras me entregaba mi primer paño higiénico: “Hija, ya eres mujer”.

15 comentarios:

Rosa dijo...

Se acabó el crecer...Qué recuerdos, jeje.

Besos desde el aire

MA dijo...

Lo mismo me dijo mi madre. ¡Que momento cruel!

Alfonso Carabias dijo...

Cruel momento sí, pero al final le dais naturalidad como con otras adversidades.

Un saludo.

Por cierto, creo que tenemos in pequeño desacuerdo en la definición de dintel.

Anita Dinamita dijo...

Qué mal momento... y sin explicaciones
Abrazos

Ana Crespo Tudela dijo...

¡Cómo han cambiado las cosas! Ahora ese momento las jovencitas lo viven con mucha naturalidad, sin miedos, sin vergüenza. Como tiene que ser.
Besos

omar enletrasarte dijo...

Realista,
saludos

Paloma Hidalgo dijo...

El medidor de casa estaba en la puerta del baño y el tramposo de mi hermano siempre se ponía de puntillas...
Saludos!!

Lola Sanabria dijo...

Gracias Rosa, Ma, Alfonso, Anita, Ana, Omar y Paloma.

Abrazos variados.

ISIS dijo...

¡Que recuerdos! y que disgusto.
Durante unos dís al mes, no me dejaban salir a jugar.
¡Que distinto es ahora!

Un abrazo.

Sergio DS dijo...

Ignorante de mí, yo creía que se trataba de una leyenda de abuelas y resulta que así es.

Elysa dijo...

¡Venga, toma y sin más explicaciones!
Era así.

Besitos

Miguel Ángel Pegarz dijo...

El relato me gustó. Si es así o no, no lo sé, a mi mi madre no me dio nada. Como en todo las cosas van cambiando, a veces para mal, a veces para bien.

Elena Casero dijo...

¡qué recuerdos, Lola¡
El rito iniciático.

Lola Sanabria dijo...

Isis, Sergio, Elysa, Cybrghost, Elena, gracias por comentar.

Tiempos aquellos del NODO y las vergüenzas.

Abrazos a repartir.

Anónimo dijo...

Me gustó mucho el ritmo y las imagenes tan claras. Me dio la impresión que al unirse en complicidad femenina con la madre, a la vez rompió con la camaradería paterna. ¡Asi es la vida!

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.