Foto Puri Menaya |
Había una muchedumbre en la calle. Todos intentaban entrar en aquella casa, cuya fachada era un enorme grafiti. Las ventanas superiores estaban pintadas con personas de colores vivos en su interior. En una de ellas se veía un hombre de espaldas, que salía de la ventana, tenía medio cuerpo fuera de ella. En el interior de la casa se celebraba una macrofiesta, la música salía hasta la calle. Era el final de la noche, ya estaba amaneciendo. Y la gente seguía sumándose a la fiesta, solo nosotros dos no queríamos entrar. Volví a contemplar la ventana pintada en la fachada y me pareció que el hombre se movía. Si, el hombre pintado, con su traje arrugado y azul, se movía con el movimiento en espiral de los cuadros de Van Gogh y en ese movimiento se convirtió en un hombre de verdad, con su medio cuerpo saliendo de una ventana de verdad. Al instante siguiente, lo vi caer por la ventana, a nuestros pies. Entre la vida y la muerte, solo hay una ilusión, me dijo mi amante, abrazándome. O un sueño, contesté yo.
5 comentarios:
Pues me parece que o el grafiti se hizo real, o la realidad del grafiti ocultaba otra realidad.
Me ha gustado tu historia Puri. Besos.
Justo ayer leí tu excelente pieza que contiene tanta armonía y brinda una sensación de exactitud y equilibrio.
Bravo.
Muy bueno el micro, Puri. Entre la vida y la muerte solo hay una ilusión, o quizás un sueño...
Entre la vida y la muerte solo hay un instante, presente breve que convierte en pasado la vida y la nada en futuro.
Me ha gustado mucho. Abrazos.
Está muy bueno... No quieren entrar pero se quedan ahí, mirando desde afuera.
Gracias Yashira la realidad y la ilusión a veces se confunden.
Carlos, gracias por tus elogios.
Mafalda aprovechemos ese instante entre la vida y la muerte.
Lucas, desde fuera todo se ve con cierto desapego, pero al final la realidad se les viene encima.
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