Descubrieron que tenían el tiempo y las ganas, que ellos eran quizá los últimos que podían iniciar esa revolución. Eso les dio alas. Se formaron, se organizaron, aprendieron cosas que ni se imaginaban y empezaron a sentir que sí, que podían.
Un día como otro cualquiera enderezaron la columna, pusieron en su rostro una sonrisa, en sus ojos una mirada pícara, y salieron de los sitios en los que estaban recluidos dispuestos a cumplir con su misión. Algún periodista les llamó “los viejos verdes” y ellos, lejos de ofenderse, asumieron el nombre y se quitaron algunos achaques más de encima.
Estaban cargados de semillas y de saberes a punto de extinguir. No había nadie mejor que ellos para conseguir que los niños aprendieran a amar y respetar su planeta.
(todos los lunes se publican microrrelatos ecologistas en el blog: Microrrelatos al por mayor, ¿te podría apetecer aportar alguno?)
7 comentarios:
Una vejez con brotes verdes...Ilusionarse nos quita años.
Besos desde el aire
Fantástico Luisa, ese final ha sido un puntazo, remata de forma magistral un buen micro. Felicidades.
Si cada uno de los millones que lee el internet, se quitase un momento de estar aplastado sobre su trasero y plantáse un arbólito, nos estaríamos todos haciendo un bien; y si elevásen la conciencia andarían plantando los más posibles.
Qué bonita historia, llena de esperanza para las personas mayores que a veces mueren pensando que ya no les queda nada por hacer, que bonita iniciativa, ojalá todos pusiérmos como ellos nuestro granito de arena.
Saludos Luisa,
Me gusta mucho la actitud positiva. Y la visión de una vejes activa.
Pensar en positivo y encontrar una nueva y más hermosa batalla. Me gusta tu micro.
Besitos
Me gustó el juego de palabras, y hasta me motivó, como que sentí ganas de plantar un huerto. Saludos.
Publicar un comentario