De mis Paisajes.Sierras Grandes, Córdoba, Argentina. |
La pampa de altura es solitaria y silenciosa, inmensa y original. Nada en ella se ha transformado grandemente desde el terciario, salvo por la erosión del viento. Alguna presencia humana se encuentra en la serpenteante ruta de ripio y arena, infinitamente más joven. También, puede avizorarse uno que otro oasis, muy verde, formado por árboles ajenos, que quien sabe plantó algún inmigrante, porque el paisaje le gustó y le recordó a su tierra natal. El sanavirón o comechingón que habitaba la región se conformaba con el chañar, el molle o el algarrobo criollo. El camino se desliza por la planicie entre cerros de igual altura, en la ocasión, reverdecidos con la lluvia. Allá estaba mi destino final, donde los collares de piedras duras y negras marcan los límites de la escuela de montaña, recordando que las pircas fueron anteriores al alambrado, aunque todavía se las usa. "Apenas cumpla dieciocho, me voy", me dije y lo repetí muchas veces. Cuando conocí a la Teresa, vi en sus ojos la pampa, en su mirada el camino, en su pelo, las pircas hechas trenza, en su regazo a mis hijos. No me fui nunca.
6 comentarios:
Se le metió La Pampa en el corazón a través de una mirada de mujer.
Besos desde el aire
Hermoso.
Saludos.
Me gusta la identificación a través de la mujer.
No me lo esperaba^^
Un saludito^^
La descripción es tan lograda que entiendo las ganas de quedarse. Yo creo que no fue la mujer el motivo sino que buscó una excusa para no irse.
Saludos
Bella estampa. La fidelidad al terruño es un tema imortal.
Gracias Rosa, Mónica, Bayron, Mei y Yunuén, cada uno de ustedes acierta en la distinta perspectiva. Un abrazo a todos.
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