Pasado el mediodía, el señor Peret salió a la calle con su mosca. Siempre negra, siempre inquieta, la mosca corría por la vereda, como si no pudiera desplegar sus alas. Luego de observar el recorrido, el señor Peret la reprendió severamente. Sin embargo, la mosca no se dio por aludida. Su atención estaba puesta en otras moscas: el moscardón de enfrente y la mosquita de la esquina.
-Siempre ocurre lo mismo con esta mosca. –comentó el señor Peret a sus vecinos.
-En lugar de volar como las otras, se queda papando moscas. Como si nada le importara, como si todo le viniera desde arriba...
Autor: Horacio Laitano
4 comentarios:
Una mosca atípica en un mundo de moscas vulgares, me gustó.
Un saludo
Jope...este mundo de las mascotas no deja de sorprender a uno.
Muy simpático.
Un saludo.
Yo voy a machihembrar los comentarios de mis dos antecesores ;-) Me gustó, muy simpático. De verdad.
Un saludo a ambos,
D.
Es un microrrelato encantador,de un humor y una pureza sin igual, dan ganas de salir a la calle a buscar al Sr Peret para charlar
disparates.
Ignacio
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