Cómo es que todo mi ser ha quedado aquí, replegado en un solo ojo. Sí, este ojo que ahora me contiene. Y, mientras mis pensamientos fluyen como miradas condenadas, me atraviesa el terrible presentimiento de lo que se avecina; claro que, no me atraviesa el pecho, pues este, con todo lo demás, está ausente. Este ojo, al que me veo reducido, contempla, como aquel hombre se abalanza sobre mi cuerpo, terminando de ultimarlo, destrozándolo poco a poco. Este ojo que por alguna razón…, ¿razón? ¿Acaso puede haber razón en este protervo incidente? Lo contempla, sujeto a una fascinación que escapa a todo entendimiento. Atiende a cada detalle, hasta el último momento. Aquel hombre, antes de sepultar mis restos, me abraza con su mano, y me arranca, es casi una caricia. El dolor ha quedado sepultado. Alcanzó a ver como el día muere, para terminar al filo de la noche, como una pieza más entre una colección de miembros mutilados.
Autora: Marian Alefes Silva
Blog: Señalamiento
2 comentarios:
Triste mirada a la violencia que sólo trae muerte. Lamentablemente gente con éstas prácticas , es raro que lean.
Deja un mal sabor de boca, si lo piensas y masticas con calma llego a imaginarme siendo un ojo, mi ojo, viendo como mi asesino me mutila y arranca la vida, sin nada que hacer más que verme morir.
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