Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

jueves, 16 de febrero de 2012

Aquella mañana

-Allahu Akbar, Allahu Akbar, Allahu Akbar, Allahu Akbar; Ashhadu an la ilaha illa’llah, Ashhadu an la ilaha illa’llah… Allahu Akbar… Allahu Akbar…

Éstas serían las últimas palabras que iban a escuchar los pasajeros del autobús aquella mañana. Llegaban como un canto lastimero desde el fondo del vehículo, donde se encontraba el joven moreno.

Farid tenía 18 años, sin embargo sus creencias lo habían convertido en hombre mucho antes de lo usual, aunque no tan hombre, todavía, como para sentirse digno de Dios.

Subió cerca de la estación King’s Cross, llevaba en su espalda una pesada mochila adornada con caracteres occidentales: Just do it, incitaban. En breve, esa mochila impía sería su pasaporte hacia una vida mejor, una vida al amparo del amor de Alá. No estaba ni triste ni nervioso, todo se reducía a apretar el dispositivo cuando dieran las 9:47 y el autobús pasase por Tavistock Square.

Aquel jueves 7 de julio el clima estaba particularmente agradable en Londres.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Clara ilustración de lo que genera lavar cerebros con fanatismos y creencias que dividen a los humanos. Hasta que evolucionemos a dejar atrás cultos cuyosos Dioses nos dan órdenes asesinas, y otras supercherías, seguirán éstas atrocidades.
El hombre nuevo surgirá cuando tenga amor y compasión por todos sus semejantes y cuando deje de excluir a sus hermanos de la justicia social. Bastaría con que los organismos financieros dejaran de retener los fondos y tuviésen la obligación de mantener él excedente ocioso en trabajo y oportunidades para todos y que cerraran todos los sistemas que nos enfrentan y reciclaran la industria de la guerra en industria de paz.
Pero al uno por ciento avaricioso , ésto no les parece, y todos debemos seguir sometidos a una realidad esquizoide.

Paloma Hidalgo dijo...

Just do it, genial Humberto. Una reconstrucción digna de Scotland Yard.
Me ha gustado mucho.

Saludos

Yashira dijo...

Qué tristeza pensar que no es una ficción, que puede estar pasando algo parecido en cualquier lugar, en estos momentos... o poco después, o hace un rato... y es que estamos locos en este mundo dónde la vida de nuestros semejantes no vale nada, pero claro, qué puede valer la de los otros si la nuestra no tienen valor.

Genial qué forma de describirlo, me puso "la piel de gallina".

Un saludo,

Nicolás Jarque dijo...

Humberto, con este relato me has hecho recordar el 11-M que sufrimos en Madrid por unos terroristas al igual que en tu relato. No entiendo como puede obtenerse un pasaporte perpetrando una atrocidad como esa.

Me gustó como lo reflejas. Ojalá hubiese sido ficción.

Un abrazo.

Elysa dijo...

Claro, aséptico, supongo que sucederá de esa manera. Me gustó tu manera de contarlo aunque se trata de un tema muy duro.

Besitos

Humberto Dib dijo...

Es un tema muy duro, Elysa, pero en este texto (que ya había visto la luz en mi blog personal) me tomé la libertad de expresar lo que pasaba por mi cabeza. No intento jamás tomar una postura política, lo que no significa que esos temas me pasen de largo.
Soy de los que siempre intentan separar el arte de la cruel realidad, pero ya casi no hay manera.
Un cariño a todos.
HD

Anónimo dijo...

Me gusta mucho el juego entre el lema comercial de la mochila y su contenido. Bien!

Anónimo dijo...

PARAD EL CARRO CHICOS!
..ESTAS A LO MEJOR SON PERSONAS QUE LUCHAN (MAL) POR LA PROPRIA LIBERTAD Y DE SU GENTE,PORQUE HAY OCIDENTALES QUE LE ESTAN MATANDO EN SUS PAISES..LA TELEVISION CUENTA MUCHAS MENTIRAS..LA VERDAD ES QUE SOMOS NOSOTROS LOS ASESINOS! EN TODO EL ISLAM ESTA PROHIBIDO MATAR INOCENTES AUNQUE SEA PARA DEFENDERSE..

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.