-Allahu Akbar, Allahu Akbar, Allahu Akbar, Allahu Akbar; Ashhadu an la ilaha illa’llah, Ashhadu an la ilaha illa’llah… Allahu Akbar… Allahu Akbar…
Éstas serían las últimas palabras que iban a escuchar los pasajeros del autobús aquella mañana. Llegaban como un canto lastimero desde el fondo del vehículo, donde se encontraba el joven moreno.
Farid tenía 18 años, sin embargo sus creencias lo habían convertido en hombre mucho antes de lo usual, aunque no tan hombre, todavía, como para sentirse digno de Dios.
Subió cerca de la estación King’s Cross, llevaba en su espalda una pesada mochila adornada con caracteres occidentales: Just do it, incitaban. En breve, esa mochila impía sería su pasaporte hacia una vida mejor, una vida al amparo del amor de Alá. No estaba ni triste ni nervioso, todo se reducía a apretar el dispositivo cuando dieran las 9:47 y el autobús pasase por Tavistock Square.
8 comentarios:
Clara ilustración de lo que genera lavar cerebros con fanatismos y creencias que dividen a los humanos. Hasta que evolucionemos a dejar atrás cultos cuyosos Dioses nos dan órdenes asesinas, y otras supercherías, seguirán éstas atrocidades.
El hombre nuevo surgirá cuando tenga amor y compasión por todos sus semejantes y cuando deje de excluir a sus hermanos de la justicia social. Bastaría con que los organismos financieros dejaran de retener los fondos y tuviésen la obligación de mantener él excedente ocioso en trabajo y oportunidades para todos y que cerraran todos los sistemas que nos enfrentan y reciclaran la industria de la guerra en industria de paz.
Pero al uno por ciento avaricioso , ésto no les parece, y todos debemos seguir sometidos a una realidad esquizoide.
Just do it, genial Humberto. Una reconstrucción digna de Scotland Yard.
Me ha gustado mucho.
Saludos
Qué tristeza pensar que no es una ficción, que puede estar pasando algo parecido en cualquier lugar, en estos momentos... o poco después, o hace un rato... y es que estamos locos en este mundo dónde la vida de nuestros semejantes no vale nada, pero claro, qué puede valer la de los otros si la nuestra no tienen valor.
Genial qué forma de describirlo, me puso "la piel de gallina".
Un saludo,
Humberto, con este relato me has hecho recordar el 11-M que sufrimos en Madrid por unos terroristas al igual que en tu relato. No entiendo como puede obtenerse un pasaporte perpetrando una atrocidad como esa.
Me gustó como lo reflejas. Ojalá hubiese sido ficción.
Un abrazo.
Claro, aséptico, supongo que sucederá de esa manera. Me gustó tu manera de contarlo aunque se trata de un tema muy duro.
Besitos
Es un tema muy duro, Elysa, pero en este texto (que ya había visto la luz en mi blog personal) me tomé la libertad de expresar lo que pasaba por mi cabeza. No intento jamás tomar una postura política, lo que no significa que esos temas me pasen de largo.
Soy de los que siempre intentan separar el arte de la cruel realidad, pero ya casi no hay manera.
Un cariño a todos.
HD
Me gusta mucho el juego entre el lema comercial de la mochila y su contenido. Bien!
PARAD EL CARRO CHICOS!
..ESTAS A LO MEJOR SON PERSONAS QUE LUCHAN (MAL) POR LA PROPRIA LIBERTAD Y DE SU GENTE,PORQUE HAY OCIDENTALES QUE LE ESTAN MATANDO EN SUS PAISES..LA TELEVISION CUENTA MUCHAS MENTIRAS..LA VERDAD ES QUE SOMOS NOSOTROS LOS ASESINOS! EN TODO EL ISLAM ESTA PROHIBIDO MATAR INOCENTES AUNQUE SEA PARA DEFENDERSE..
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