Te quedaste quieto mientras el grupo esperaba tu reacción al anzuelo recién lanzado. "Sí, yo duermo con ella hoy"; y te pareció increíble la anuencia de los adultos, sin bromas maliciosas de tus primos.
En la cima del volcán la noche se fabrica de silencio. Cuando al fin se callan las canciones y la hoguera no crepita, el silencio crea oscuridad y frío. Bosque y estrellas mudos, cabaña muda. Tú mismo enmudecido y rígido en el catre junto a su cuerpo maduro de quinceañera.
Te quedaste quieto al sentir sus dedos buscando tu bragueta, insoportablemente enamorado, disimulador experto. Tenías su carne morena ofrecida a tus manos, la cercanía de su rostro, y cerrados los ojazos que siempre evadiste al conversar, y te quedaste quieto. Ella hizo de ti lo que quiso mientras ni una de tus yemas acarició sus pezones. Estabas paralizado por el ardor de cumplir tus gastadas fantasías de darle un beso en sus labios carnosos, "tus gastadas fantasías" así lo dijiste quince años después en un lapsus poético, pero aquella noche ni la boca de tus amores logró hacerte eyacular. El mínimo ruido les hubiera traído la mañana.
3 comentarios:
Estuve desingresablemente fuera del cyberespacio hasta hoy, perdonen que me pasé de mi fecha. Les dejo un abrazo.
He de reconocer que soy adicto a los micros de Yunuén.
Este, como tantos otros, me parece magnífico.
Un abrazo.
Es un buen relato lleno de fantasìa eròtica. Enhorabuena
un abrazo
fus
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