Estaba al borde de sus fuerzas, sus manos se habían ido escurriendo por el alfeizar de la ventana y su cuerpo pendía hacia un vacío que le atraía con la fuerza de un imán. Sus dedos se aferraban desesperadamente al borde mientras algunos desde la ventana le daban sabios consejos sobre lo que tenía que hacer, pero sus oídos ya no escuchaban, sus ojos no conseguían ver más allá de la caída y los músculos de sus brazos gritaban el dolor de su resistencia.
No podía luchar más, apenas esperaba ya unas vigorosas manos que la rescataran cuando se despertó, se sentó en la cama e intentó poner calma en su respiración, todo iba bien hasta que se asomó a la ventana para que le diera el aire y se vio luchando desesperadamente para no caerse, asida por los dedos al alfeizar.
7 comentarios:
Buen relato Esperanza, transmite una sensación de desasosiego bastante marcada.
Un saludo.
Precioso.
Como el espejo de un sueño.
Qué angustia, despertar y ver que sigue la pesadilla. Un beso.
Espero que reaccione y estire la mano para cogerse y terminar con la pesadilla. Ella puede hacerlo.
Ay, los bucles me dan una claustrofobia... buff. Muy bien manejada la tensión, Esperanza.
Besos
Y vuelta a empezar, una pesadilla infinita. ¡uf!
Besitos
Que horror, despertarse y seguir en la misma situación...
Muy bueno Esperanza.
Besos desde el aire
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