Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

jueves, 25 de agosto de 2011

La buhardilla

Convivir con fantasmas es complicado. Lo descubrí al llegar a Madrid, a esta buhardilla algo destartalada del barrio de Lavapiés con muebles de esos de madera antigua que respiran historia. Pinté las paredes, puse algunos cuadros, pero dejé aquel marco olvidado sobre el tocador.
Al principio no me di cuenta, pero ella estaba ahí y poco a poco fui estableciendo una relación con la mujer de la imagen. Le saludaba por las mañanas y ella me devolvía una sonrisa e incluso algún día me llegó a hacer burla. Lo vi por el rabillo del ojo mientras salía por la puerta.
Con el tiempo dejó de sonreirme. Por las noches intentaba animarla contándole historias. El trabajo le aburría, lo supe enseguida, así que empecé a inventarme fiestas, divertidos amigos, enredos amorosos... pero también de esto se cansó y comenzó a mirarme huraña como si mi presencia le molestara.
La situación llegó a hacerse insoportable. Tuve tentaciones de tirarla por la ventana pero no pude, así que terminé poniendo la buhardilla a la venta. Creo que el nuevo inquilino le caerá mejor. Es un joven estudiante de medicina bastante atractivo, y parece simpático. Hoy me ha llamado para decirme que me dejé olvidado un espejo sobre el tocador y, como le pareció antiguo, pensó que podía ser un recuerdo de familia.

Puck

11 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

Espero que a la protagonista le sentase bien en cambio de aires. Parece que lo necesitaba.
Eso si, yo, por si acaso, me olvidaba de ir a recoger el espejo, nunca se sabe donde están los demonios.

Susana Camps dijo...

Me encanta que, al final, el estudiante simpático intente endilgarle el espejo de nuevo. Todo el relato es una travesura muy Puck, fresca y bien narrada.
Besos.

Rosa dijo...

Ella misma era su propio fantasma. Muy bueno Puck.

Besos desde el aire

alp dijo...

Los recuerdos...yo acabo de alquilarme un piso...a ver que surge...y no soy un joven de medicina..jeje, un saludete dese Murcia...seguimos...

Javier Ximens dijo...

Bien, aquí tenemos el relato que una vez leído hay que volver a leer pues el final todo lo cambia. De entrada me has sacado una sonrisa, que nunca vienen mal en estos tiempos. En la segunda lectura se aprecia el deterioro de la protagonista en ese espejo. Me gusta. Además, cambia de piso, abre una puerta. Te felicito por el relato.

Pluma Roja dijo...

Me gustó bastante este micro, muy refrescante y con un cierre genial, ágil en su lectura.

Saludos cordiales.

Puck dijo...

Luisa, eso que no creo en meigas pero haberlas...

Susana, jeje yo creo que no se atrevía a tirarlo o romperlo, por eso de la mala suerte...

Rosa, ¿quién no ha tenido un fantasma alguna vez?

alp, ¿y te encontraste algún espejo olvidado? puede tener fantasma o ser el principio de algo...

Ximens, brindo por esa sonrisa :-)

Pluma Roja, me alegro de que te guste

Saludillos

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Que bueno, Puck!

Tal como dice Ximens, en cuanto acabas de leerlo el propio micro te pide que vuelvas a empezar.

Destaca el proceso de cambio de la protagonista, esa cuesta abajo que acaba en huida de su destino y casi de si misma.

Te felicito. Enhorabuena.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

¿Y qué tienes tú en contra de los fantasmas?. Además ella estaba antes :-).
Me gustó mucho.

josé manuel ortiz soto dijo...

Me gusta el final, que nos permite darle el giro que querramos.

Saludos.

Puck dijo...

Pedro, gracias

Cybr, jajaja, nada, nada, antes no creía en ellos pero como dicen los gallegos... haberlos... jajaja

José Manuel, eso es, cada cual que piense lo que quiera

Saludillos

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.