Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

domingo, 22 de mayo de 2011

Prótesis



Que estás gordo, eh?  Mírate nomás… ¿Acaso no te advertí  lo que pasaría si los comprabas? ¿No te dije: Por ahí no…?  Una vez, dos… vaya y pase, pero lo tuyo ya es pecado.  Ni te importa que te miren raro. Egoísta, acaparador, dicen por lo bajo ¡Me da vergüenza salir contigo! ¿Adónde se ha visto un vampiro obeso?…, si pareces una chinche gigantesca. No te los compres así, te dije. Colmillos acanalados, no. Lo nuestro es morder y lamer y lamer. Pero tú, nada… Encima les caes en la carótida…




8 comentarios:

Rosa dijo...

En la carótida y con colmillos acanalados!!! Menudo surtidor!!!
Muy bueno. Gracias por las risas.
Saludos desde el aire.

Javier Domingo dijo...

Me gusta. Sobre todo el uso de uso del lenguaje, siempre apelando.
Un saludo,

Sandra Montelpare dijo...

Genial!! Parece que la epidemia no dejó a salvo ni a los vampiros! Qué mundo! Besos Mónica

Unknown dijo...

Precioso cuento de vampiros.
Aunque yo tenía la impresión de que todos ya venían con colmillos acanalados y que la dieta de sangre les evitaba la obesidad.
Despiertas bien el hecho de que por ficticio en nuestro planeta el campo es ampliamente especulativo.
Quien sabe en otra realidad si en verdad estén vigentes los vampiros Draculeros.
A veces pienso que todo lo que llegamos a pensar existe o es posible en otro lugar o en otro tiempo. Si no mira a Julio Verne, de quien ya se han cumplido sus ficciones.
Ojalá en nuestro tiempo lográsemos organizar la justicia social tal como lo intentan las multitudes en Madrid, a quienes desde hace años muchos veíamos llegar.

Unknown dijo...

Me encantó!!!
Es muy difícil hacer un micro de humor si caer en el vulgar chiste.
A vos te salen de maravillas.
Bravo, Moni.

Elisa dijo...

Mónica, creo que no te conocía este registro juguetón y divertido. Genial, me encantan los micros de vampiros.

Anónimo dijo...

Los innovadores inconformes incomprendidos. ¡Microsaludos!

Mónica Ortelli dijo...

Rosa, dijiste la palabra justa: surtidor :)

Es que ella no le da respiro, Javier.

Sandra, la gula es así.

Carlos, según se teoriza en la física cuántica hay muchos mundos posibles que coexisten en paralelo. ¿Será?

Patricia, el humor es muy difícil, es cierto, por eso es que me han salido así, apenas dos o tres micros.

Elisa, me gusta el humor, pero como le dije a Patricia, es muy difícil hacerlo bien. Creo que es el único micro de vampiros que he hecho y busqué darle un giro diferente, aunque en nuestro taller marinero no prosperó.

¡Eso! Bien dicho, Yun.

Muy amables y gracias a todos por sus comentarios. Abrazos.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.