Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

jueves, 12 de mayo de 2011

EL ROBO

El perro de la señora del Bajo B lo miró con cara de lástima. Era la primera vez que un ser humano le robaba la comida. Ni siquiera ladró, ni fue corriendo a los pies de su ama para avisarle del hurto que se estaba cometiendo en el patio. No. Solo se quedó mirando cómo el mendigo de la esquina acababa con su plato de comida para perros. Seguro que sería lo único que comería en todo el día.

8 comentarios:

Sucede dijo...

Los perros también flipan...
Me gustó!!
Saludos!!

Andri Alba dijo...

Muy bueno el relato. Lo cierto es que el comentario de Sucede es buena forma de mirarlo.

Un saludo.

Unknown dijo...

Aún en la comida de perros juega la relatividad, queda abierto que al perro le hubiésen servido un solomillo Wellington o un sirloin con tocino.
De tratarse de croquetas caninas por lo menos, si no tan sabroso, logró ingerir una buena ración de fibra.

Luisa Hurtado González dijo...

Si, algunos perros viven mejor que algunos humanos; pero, precisamente por eso, por malcriados, no creo que donasen su comida.
Ni eso.

Unknown dijo...

Te había puesto un comentario de proporciones épicas para lo invisible del iceberg contenido en tu cuento.
Para economía del tiempo de los lectores, las reparaciones del tiempo de suspensión de los blogs que se dieron en días recientes, los rescataron de leerlo para darse a actividaes más elevadas como la globoflexia.
Abreviando , éste glaciar que no se vé puede tener desde perros alimentados por sirloin, hasta un comercial para croquetas caninas.
Bravo.

MA dijo...

¡Uff!

Towanda dijo...

¡Qué duro Marialuisa!.
Hasta el perrillo se dio cuenta de que el mendigo lo necesitaba más.
Un abrazo.

Lur Ochoa García dijo...

Este microrrelato, nuestro presente.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.