Subió al colectivo 60 en Sucre y Cabildo. Era un niño delgado, moreno y de cabello lacio. Con un corto gruñido de presentación, fue dejando un papelucho todo manoseado sobre la pierna de cada pasajero. Cada tirita de hoja tenía, dificultosamente trazado a mano con birome azul, un pedido:
“Ayudenmen con una monedita por favor soi sordo y mudo de nasimiento y tengo cinco ermanitos chiqitos que alimentarlos”.
La mayoría no tocó el papel por miedo a contagiarse vaya a saber uno qué enfermedad, apenas dos o tres tipos sacaron unos centavos del bolsillo, pero una mujer le estiró un billete de 50 pesos y, con ternura, le acarició el cabello.
Incrédulo, el nene clavó la mirada en el dinero, luego levantó la cabeza y escudriñó a la señora con ojos desorbitados; retrocedió un paso para no tocar la plata, soltó todos los papeles que le quedaban sobre la falda de la mujer y le dijo, con voz potente y clara:
-Perdón, señora, no lo puedo aceptar, porque yo… porque yo no… - y saltó del colectivo aún en movimiento.
16 comentarios:
Y yo que pensaba que los niños de la calle son los más grandes estafadores del mundo.
Final de fantasía, pero ésto en la realidad, nomás te digo que el niño toma ése billete y se está bajando del camión andando.
En México D.F., en la gasolinera de San Ángel frente al parque donde tienen un monumento donde guardan la mano de Alvaro Obregón, llego un pequeño que apenas hablaba y le enseñó la pulsera de oro que según él se encontró en el parque a un bigotón de 40 y tantos años, quien le ofreció 100 pesos, el niño celoso la guardó y dijo,---
"mejor se la vendo al de la joyería de enfrente que me dá doscientos.---
Como ves que le dió los 300, y a los varios días el niño en el mismo parque ensuciaba con tierra una pulsera de "oro", para cazar el pan de cada día.
Y pensar que cuando lo dio en adopción lo hizo para que tuviera una vida mejor de la que podría ofrecerle ella.
Yenuén:
Hay algunos casos especiales, muy especiales...
Carlos:
Es verdad, es bastante real, pero en este relato tuve ganas de redimir al personaje.
Ato:
Bueno, porque no te imaginas la vida que tenía ella: era prostituta y con un marido borracho y golpeador. (tuve ganas de hacer una broma, pero me contuve).
Gracias a los tres.
Me ha dado mucha tristeza este micro. Para algunos 50 euros no son nada, para otros un susto, el cocido o la propina, nada o todo.
Al final la vida es muy de cara o cruz y hay poco margen de maniobra.
(Perdón, creo que me he escapado un poco de tu micro)
Un beso, Luisa.
Buen micro, Humberto.
También es muy común verlos bajar y entregarle lo recaudado a algún mayor que los dirige :(
Pero que los hay especiales, los hay.
Luisa:
No, no te has escapado, pues los temas sociales siempre están asociados.
Sergio:
El 99,99% es como lo retratas, preferí destacar el 0,01% en este relato.
Muchas gracias a ambos
Dignidad, es la primera palabra que se me ha venido a la mente tras leerlo. Tuya al denunciar los males del mundo, suya al renunciar a sus principios. Y ambos separados por tan solo una letra...
Me gustó mucho.
Muchas gracias, Paloma. Dignidad habría sido un lindo título, pero rompía el remate.
Un beso.
El comentario de Carlos me hizo recordar a tu post sobre El Señor de los Anillos. Será una corporación? Y pensar que uno se fija en estos casos y se olvida de Enron, Lehman, en fin...
Es verdad, debería escribir algo acerca de cómo somos víctimas de esas corporaciones, pero es tan cotidiano que creemos que es 'normal'.
Un abrazo.
No supo qué hacer cuando su sencilla estrategia si funcionó. A veces estamos preparados sólo para la miseria.
Saludos cálidos
Un análisis interesante, Mei, cuando la estrategia funciona, se desarma todo, hasta su propio corazón.
Un beso.
Me gusta la visión de Mei especialmente.
En cuanto al magistral relato... Aún tiene conciencia, no está todo perdido.
Muchas gracias por lo de 'magistral', Cybrghost. Una palabra que pesa.
Un abrazo.
La incredulidad del que nada espera lo dejó sin armas. Los que van en el bondi no quieren tocar los papeles; el nene no quiere tocar la plata... genial relato, Humberto!
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