Mi padre saca la baraja y reparte las cartas.
Ayer mi hermana sacó el As de Oros. Anteayer ganó mi hermano con un As de Bastos. Nuestras miradas están pendientes de las manos de mi padre. Al fondo se escucha el tintineo de los cacharros de cocina. Un sabroso aroma inunda el comedor y nuestras tripas se agitan ansiosas. Mi abuela ha sacado el As de Copas. Los demás nos conformaremos con olor de las albóndigas.
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
viernes, 2 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.
10 comentarios:
Impecable. Toda una historia en pocas palabras. Me hizo recordar al cuadro de Van Gogh, "Los comedores de papas".
Interesante y con muchas lecturas. Incluso con alguna sospecha: a mediados temí que con el As de Espadas diera por finalizada la partida para siempre, pero no. El olor a albóndigas... sí, pero la madre entre cacharos mientras la familia juega. Me ha gustado, breve y que hace pensar
"En mi casa comemos a la carta... ¿y eso?, El que saca la carta más alta gana."
De todos modos tu versión le da un aire bastante... inquietante.
Saludos!!!
Este relato me hace sentir nostalgia de momentos vividos...
Padre,hermanos,madre... ,con nuestros juegos de cartas en época de invierno ,y como no, entre partida y partida menú a la carta.
Un beso
Buena variante del chiste que comienza con : "En mi casa comemos a la carta".
¡Durillo el micro! Me encantó, sí señor.
Muy duro y bueno.
Besos desde el aire
Sensato, certero y al pan pan, buen texto.
un gusto. hasta pronto.
Muy visual, te imaginas estar en esa mesa y oliendo albóndigas. Enhorabuena
Sin que importe la fuente de inspiración, este es un micro duro, punzante, ácido. Y, por supuesto, creo que logra el cometido que busca la autora con creces.
Enhorabuena, Elena.
Publicar un comentario