Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

martes, 16 de agosto de 2011

De siete en siete


Foto de Pedro Rovira Tolosana

A simple vista parecía que aquel día no iba a terminar nunca. Como siempre que estaban juntos, las horas se estiraban para hacerles un hueco donde acurrucarse, amarse, disfrutarse, sentirse. Cada siete años se encontraban, no sabían dónde pero sí el día exacto en que ocurriría. Vagando por la ciudad por los sitios habituales o inhabituales, sus pasos se cruzarían al doblar la esquina o a la sombra del plátano del parque o en la papelería: en sus destinos estaba escrito que sería así. Hoy el reencuentro se había producido en un café de la plaza. Ella había pedido un té, él un capuchino. Siete años más, siete dolores nuevos en los huesos, setenta y siete inviernos a la espalda, setecientas arrugas de vida, pero la misma sonrisa en los labios, con siete dientes menos. Después vendrían siete lagunas sin verse, pero no pensaban en eso, solo disfrutaban de aquel día interminable que el destino les regalaba. Había sido siempre así, desde que se conocieron en el parque a los siete años, pescando ranas en el estanque. Y luego a los catorce, el primer beso en el portal de su casa. A pesar de la elasticidad inagotable de aquel día, ella percibió un amargor excesivo en el té y al añadir azúcar tuvo la certeza de que su decimoprimer encuentro iba a ser el último. No dijo nada, pero él también lo sabía. Cuando al anochecer se dieron el beso de despedida, la luna salió para anunciarles que su tiempo había concluido.

Puri Menaya
el rincón de la bruja de chocolate

17 comentarios:

Mar Horno dijo...

Que historia de amor más bonita. En solo once encuentros habían vivido un gran amor. No todo el mundo puede decir lo mismo. Un abrazo.

puri.menaya dijo...

Gracias Mar, el amor no depende del tiempo sino de la calidad dos encuentros. Besos

puri.menaya dijo...

Quise decir "de la calidad de los encuentros" brrr

lauviah dijo...

Que intenso y bello eclipse.

saludos

El Eskimal dijo...

Lindo, muy lindo.

Tatiana Aguilera dijo...

Cada siete años se reencontraban, vaya ésto si que es amor. Me hubiese gustado haber vivido algo similar.
Un abrazo.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Este relato es muy de chocolate. Una dulce historia de amor con un amargor final.

Luisa Hurtado González dijo...

A Puri se la escapa el sabor del chocolate de las letras, por eso nos gusta tanto.
Ella es dulce, eso es todo.
Un beso

Unknown dijo...

Difiero. No hubo un amor real.
Viéndose cada siete años nunca se llegaron a ver bien.
Pero bueno,como cuento lo narras muy bien.Mantienes al lector pegado hasta el final.

Javier Domingo dijo...

Buen recorrido por tan bella historia de amor. Me encantó. Engancha, además.

¡Un abrazo!

Jorge Maseda dijo...

Tus relatos contienen esa "romantización" (muy humana)
de la palabra, ese telón rojo
y rizado de un público en
pié, que aplaude tus ideas
y tu puesta en escena, tu
letra magnífica.

Jodidamente genial,
así te lo digo.
Abrazos

EvaBSanZ dijo...

Siete los siete segundos más emocionantes de mi lectura al leerte, precioso relato.

Mi beso y abrazo para ti

Anónimo dijo...

Con el diseño justo, la palabra monta la escenografía y coloca a los protagonistas frente al lector que disfruta -con un dejo de tristeza- este especial romance cuyo final está propuesto.
Un abrazo.


www.hablaspalabras.blogspot.com

puri.menaya dijo...

Gracias a todos por comentar, estoy abrumada...
Lauviah, intenso y aunque espaciado.
El eskimal, me alegro que te gustara
Taty Cascada, siete años es mucho tiempo, pero si el encuentro es tan especial merece la pena esperar.
Cyberghost, me gusta el chocolate con leche y también negro y un poco amargo. besos de chocolate.
Luisa, besos de chocolate también para ti.
Carlos, ¿El amor es real? ¿La literatura imita a la realidad o al revés?
Gracias Javier, me gustó que la recorrieras con placer.
J. Maseda, me has sacado los colores...
Eva B Sanz, siete segundos que te devuelvo con siete kilos de cariños.

Julio, un romance especial para gente especial, como vosotros.

Anónimo dijo...

Muy cabalístico. Saludos.

puri.menaya dijo...

Yun, sí , el siete es un número mágico. Besos

NIEVES MARTINEZ dijo...

Puri, no sé si este comentario te lo voy a hacer llegar bien. Consultando el blog de un tal Caleidoscopio (xavier Blanco) he visto el apellido MENAYA Y HE DICHO !mira, como yo! y resulta que eres mi prima.Soy Nieves, de Bilbao. estoy flipando con lo que he leído. No sé si sabrás que me entusiasma ecribir. este verano he queddado finalista del certamen nacional jardines secretos.
tenemos que passarnos cosas. Un beso!me h ENCANTADO

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.