Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

lunes, 16 de septiembre de 2013

AZUCARANDO. (micro novelita ).

Finister Magallanes venía conduciendo en la New Jersey Turnpike,una autovía de tráfico intenso y veloz y con la presión agregada de escuchar los reproches de Laura con los oídos retumbándole en ecos de guacamaya y además teniendo que aguantar la repetición de toda la lista de defectos que ella encontraba en su manera de ser y en su historial con marcado recordatorio en cuanto a que él tenía la culpa de cualquier cosa que hubiése resultado mal. Y así venía Laura ladrando más que el perro cuando un grupillo de jovencitos mala madre disparó contra él acertándole seis tiros en el cuerpo. Con su última ración de conciencia alcanzó al auto de los agresores y con maniobra de volantazo contra el trasero del vehículo los puso a girar en trompo frente a un trailer que los hizo estallar y quedar atrapados en una empanada de acero, evitando así que le disparasen a Laura, quien ahora emitía gritos de loca. Pasado éste acto de heroísmo despertó en un hospital vendado como una momia y le informaron que estuvo en coma quince días. Pidíó a los doctores que no revelaran a nadie su regreso al estado conciente pues no quería visitas. Llegada la noche se escabulló y sacó de la morgue un cuerpo y lo disfrazó con sus vendajes para que él mismo, fuera dado por muerto. Había solicitado antes, que llegado su deceso no le quitaran las vendas pues no quería ser visto en su funeral con las marcas que el ataque dejaron en su cara. Se comprometieron a cumplirle ésta última voluntad. Antes ocurrir todo ésto él había estado en su esquina del barrio haciendo el curro de la víbora de dos cabezas. Un oficio que trajo con él a la ciudad de Newark desde México D.F. a través del cual se paraba en la calle dando voces que anunciaban que de una caja que tenía sobre la acera aparecería de un momento a otro éste fenómeno animal, la serpiente bicéfala, quien danzaría ante ellos y los deleitaría con sus actos acrobáticos. Más el bicho jamás aparecía, pero Finister conminaba a la gente a cooperar para el alimento del animalito y las personas que se aglomeraban daban unas monedas o hasta billetes a Laura quien ocasionalmente se iba por la comida, pero en realidad clavaba la plata en un banco. No fuera a ser que los robaran. Los espectadores se aburrían de esperar cansados o aburridos de que nunca salía la bestia y se iban. O por tener mejores cosas que hacer. Más quien lo entendía bien sabía que el espectáculo en si era ser testigo del ingenio humano para ganarse la vida aparentemente sin trabajar, pues desplegaba grandes esfuerzos de orador y comediante callejero, Todos se reunían alrededor de Finister quien conminaba hacia la caja con el agujero arriba: ---Chumina ,animal del demonio, sal y muéstrales a la gente como bailas ,como haces suertes, como puedes hipnotizar a otros para que bailen. VENGAN A VER LA VÍBORA DE DOS CABEZAS. Chumina que vino en un barco traída del oriente y ha viajado por el mundo dando un espectáculo para deleite de todos, SAL CHUMINA, que nos tienes a todos esperando. VEAN QUE YA VA A SALIR LA VÍBORA DE DOS CABEZAS y que además tiene cuatro ojos. No muerde ni ataca, pero si come. Regalen unas monedas aquí a la señorita y ella pasará aquí cerca a la tienda por su alimento, pues tiene hambre y por éso no sale. Gracias señor, señorita, gracias joven, gracias,gracias.--- Y así se sucedían los discursos y la víbora no salía. Más que nada por ser inexistente. Pero no faltaba quien colaboráse especialmente en días festivos o de quincena. Cómo todo el que intenta ganar el dinero fácil, Laura y Finister trabajaban el doble para ganar penurias. Y ella pasaba reprochándole. Ya él ni escuchaba claro lo que guacamayaba la mujer, le sonaba como una estridencia infernal que no cesaba. Un día que Laura se había alejado a poner la platita en el banco pasaron por ahí corriendo unos encapuchados que precisamente venían de asaltar un centro bancario, y uno de ellos le largó un paquete y le dijo: ---Guárdame ésto y otro día me lo regresas y te doy una buena rebanada. Yo te busco y no te vayas a pasar de vivo porque te mueres.--- Pero el dinero tiene ésa maña de querer pegársele al que lo trae en las manos aunque no sea de él. Así que ya teniendo el botín fué a esconderlo en un lugar seguro bajo las duelas del piso de un cuarto que rentó y dejó cerrado diciéndoles a los de ahí que era agente viajero y tenía que dejar ahí unas biblias para no ir cargando tanto. De ahí se fué a comprar un carrito para regalárselo a Laura y dejarle un medio de transporte para quedar ella segura en California a donde planeaba separarse de ella, pero Laura, siempre mal agradecida venía repelando cuando la balacera que lo mandó al hospital. Pero ahora con los enemigos fuera de la existencia, y el consuelo de ladrón que roba a ladrón, incluyendo en ésto por igual a los banqueros, le dejó a ella una platita para que se encontrara a otro a quien jeringar y partió en su nuevo Cadillac rumbo a Brasil, para seguir ahí buscando la felicidad y aprender a bailar samba en el carnaval.

6 comentarios:

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

¡Buenísimo! Me hizo sonreír en varios pasajes, y eso siempre es muy bueno. Me gustó mucho, Carlos.
¡Saludos!

Doctor Krapp dijo...

Da para una novela surrealista de 1000 páginas. Tienes una imaginación fecunda.

Bee Borjas dijo...

Carlitos, esta historia da para una "road movie"!!! Siempre disfruto de tu humor irónico pero hoy por momentos me hiciste matar de risa! Impecable! Y cruzo los dedos para que a Finister le vaya estupendo en Brasil!!! ;-)
Abrazo, mi amigo!

Unknown dijo...

Bee, Juan Esteban, DOCTOR KRAPP, Diego Alejandro como siempre agradezco el estímulo a éstas letras extraídas de momentos de ocio, para ser leídas en momentos iguales.
Sólo llevándolo a cabo se comprende el esfuerzo de quienes nos preceden con tantas novelas, para con la enseñanza que tomemos y nuestra creatividad logremos el objetivo Zen conocido como "La difícil facilidad".

Setefilla Almenara J. dijo...

Jaja, un maleante con fuerte desparpajo que cae bien, por obra y gracia tuya!

Sonrisa agradecida, Carlitos, me ha encantado.

Sete

Unknown dijo...

Dhyego y Sete,
Vengo de atravesar el infierno en la tierra que implica la mudanza.
Más ermitaño que nunca y viviendo rodeado de granjas en una situación de Taoísmo extreme, y hasta ahora me reincorporo a la blogancia, ésta forma de vagancia laboriosa.
A 19 millas una civilización universitaria efervescente como un anochecer de Dracula.
El anonimato provoca que germine uno en las artes y no faltan tres moscas que te regresen a la realidad.
Con claridad entiendo que algún día caeré muerto más debo evitar que no sea sobre un clavo.
El futuro y el presente se confunden, hay momentos en que parece que se ha llegado a la nada,
pero no es cierto.
Todo es aparente hasta que cambie.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.