Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

martes, 19 de febrero de 2013

Dar la piel


Se movió. Sí. Se movió. Mirá. ¿Qué voy a hacer? dije en un hilo de voz, como si temiera despertarla del  todo. 
De eso ya hace un mes. Agotado por la fiebre, sólo me resta esperar. No falta mucho para que la serpiente tatuada en mi brazo cierre el círculo que dejará a mi cuello ciego de sangre.




                                                                                                                       ficcionario breve

23 comentarios:

Sara Lew dijo...

A mí me parece muy terrorífico eso de que los tatuajes cobren vida. ¿Imagínate la venganza del nombre tatuado de su ex, a la que dejó por otra? Aunque el que lleva unas alas tatuadas en la espalda quizás tenga más suerte y salga volando...
Me ha encantado, Sandra. Un beso.

http://cirujanosdeletras.blogspot.com dijo...

Si llegara a ser así más de uno estaría asfixiado de la cantidad de tatus que se llega a hacer.
Siempre me impactan tus minis.

Todo un lujo.

Un abrazo.

Cabopá dijo...

¡Ay, Sandra qué miedo!
Pero que bien lo has contado...Me ha gustado mucho cómo intriga el qué será.
Besicos,amiga

TORO SALVAJE dijo...

Que bonito eh, jajajjaja.

Besos.

Rosy Val dijo...

Pensaba tatuarme una anaconda, pero se me han quitado las ganas...
Si lo que querías era dar miedo, lo has conseguido.
Hace falta que te diga que me gustan tus chiquitines???
jajajaja
Un beso vaaa

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Muy bueno, Sandra! Un tatuaje que es como una solitaria.

Un abrazo.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Impresionante y muy bueno Sandra. Felicidades.
Besicos muchos.

César Augusto Pacheco dijo...

Esa noche, luego de leer "Dar la piel", desperté sobresaltado. Tanteé con desesperación esa zona de mi cuello todavía temblorosa... No...no tengo tatuajes... Alivio... Maldita Sandra, me dije. (¡¡Muy bueno Sandra!!)

Toño dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Adelina dijo...

Es original, me ha gustado mucho.

Un beso.

Sakkarah

Sandra Montelpare dijo...

Gracias enormes por pasar a leer por aquí este micro con un tatuaje de lo más perturbador.
Besos van para Sara, Francisco, Carmencica, Toro, Rosy, Pedro, Nani,Rashek, Toño y Carmen.

Unknown dijo...

Es como una buena paranoia de un despertar desvelado en lunes.
Abres una cascada de posibilidades entre los millones de tatuajes; ésto es lo que más me gusta de tu cuento. El poder de la inercia de la imaginación que provoca leer ésto te puede lanzar a instancias tan extrañas como despertar en una sala de operaciones y que Marilyn Manson sea tu cirujano.

Etienne dijo...

Tal vez, lo único que quería la serpiente era rascarse la cola...
Genial micro San!
Besos!!

Andrea Vinci dijo...

Cuando la vida avanza uno quisiera sacarse de encima "ciertos tatuajes". Pero no se van y a veces hasta le damos la vida.
¡Muy bueno, por cierto!

Sandra Montelpare dijo...

Es cierto, Carlos, la inercia de la imaginación. A ese lado apuntaba. Gracias por tu lectura.

Etienne, que la comezón lo deje vivo al protagonista por lo menos. Gracias por pasar a leer por aquí.

Es cierto, Andrea. Las serpientes tatuadas siempre me han impresionado y las vivas, aún más.

Beso grande para todos.

Unknown dijo...

¡Que susto Sandra! Ya tengo miedo hasta de los lunares en la piel.
Un relato estupendo, Saludos

Arturo dijo...

Sandra:
Una horrible sensación debe ser eso de ver que tu tatuaje cobra vida.
Me pasarán mil cosas feas, pero ninguna por un tatuaje.
No sé por qué me puse a pensar en Axolotl, de Cortázar; como si el tatuaje te robara la conciencia y te convirtieses en el adorno y él en tu cuerpo todo.
Te felicito.
Un gran abrazo.

Sandra Montelpare dijo...

Gracias, Beto, por la lectura. Los lunares si crecen o cambian de forma son e temer y no es cuento.

Arturo, tampoco tengo tatuajes.
Me quedo pensando en esa conexión con "Axolotl", estremecedor si fuera así.Gracias por pasar por aquí.

¡Abrazos van, Beto y Arturo!

Sandra Montelpare dijo...

Mientras no desbarranque de la piel, vamos bien.
Gracias por tu lectura, Diego.
Saludos van

Rosa dijo...

Me ha parecido un micro excelente Sandra. Enhorabuena

Besos desde el aire

Sandra Montelpare dijo...

Muchas gracias, Rosa, por tu lectur.
Abrazo admirado va.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Una fantasía que se torna realidad. Da para un corto asfixiante de terror.

Sandra Montelpare dijo...

Hace un tiempo que "me daba vueltas" la idea de una serpiente tatuada que subiera desde la pierna hacia el cuello. Y el tema se ve que no me deja porque esta semana subí unas variantes al blog.
La idea de un corto de terror sería impactante.
Gracias,Cybr, por pasar a leer.
Saludos admirados hacia tu escritura van.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.