Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Una cerilla por turno

Escogeríamos una cerilla por turno, el que sacara la más pequeña de las cinco, debería hacerlo. A pesar de nuestra corta edad, ya teníamos una cabal idea acerca del peligro y del valor. Ninguno quería jugarse: era demasiado alto, habría demasiadas piedras. Ninguno quería retirarse: era demasiado vergonzoso, habría demasiadas burlas.
Subió al acantilado, giró su cabeza hacia nosotros (sonreía), afectó una pose de clavadista y se arrojó. Entró al mar como una flecha, con sobrado estilo, pero nunca volvió a la superficie. Pasaron casi treinta años de aquella tarde y aún no nos atrevemos a decirles a esos ancianos padres que sólo fue una mala broma, que todos sabíamos cuál era la cerilla más corta y que hicimos que su hijo eligiera en último lugar.

16 comentarios:

Humberto Dib dijo...

Aprovecho la oportunidad para saludar a todos los colegas de "El Microrrelatista", es un honor compartir este espacio con ustedes.
Les deseo una Feliz Navidad.
Un cariño enorme.
HD

Unknown dijo...

Éstos niños criminales se quedaron trabados en su conciencia, siempre enchina el cuero presenciar el horror real.

ISIS dijo...

Si nos paramos a pensar, todo en la vida es una mala broma. Y quien conoce la respuesta lleva las de ganar.

Un abrazo.

Felices fiestas.

Puck dijo...

Impresionante. Creo que es de los mejores textos que te he leído. Mantiene la tensión, impecable técnicamente y con tirabuzón final. Me encanta.
Feliz Ranidad

Luisa Hurtado González dijo...

Un texto terrible y terriblemente bien contado. No sé quien me ha dado más pena o dolor: el niño arrojándose, los padres ancianos y su pérdida, o los niños ya hombres conviviendo con una mentira así, y cobardes, manteniéndola.
Un horror. Demasiadas piedras.

Paloma Hidalgo dijo...

Cómo duelen esos treinta años; y qué bien sabes hacer que sea así.

Felices Fiestas para tí también, para todos y un fuerte abrazo.

Mei Morán dijo...

Mirada afilada, como el acantilado de tu relato, a los ritos de iniciación. Incluyendo el secreto, que los chicos se llevarán a la tumba. Impresiona.
Feliz Navidad para los lectores, colaboradores, organizadores y allegados del Microrrelatista.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

La falta de consciencia cuanto lo hicieron y la mala conciencia el resto de sus vidas. Estupendo.

Unknown dijo...

Los niños tienen onciencia, distinguen el bien del mal. Estos eligieron el mal. Un punto negro en la memoria no hace justicia.

También para mí es un honor compartir con vos este espacio, Humberto.
Feliz Navidad!!!!

Humberto Dib dijo...

Muchas gracias a todos.
HD

Sabrina dijo...

Es un texto impresionante, no hay fisuras ni palabras de más, una muestra más del maestro Dib.
Un saludo a los Microrrelatisas.
Feliz navidad Humberto.

Sabri!!

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Un micro oscuro, tenso, muy bueno, donde se luce el registro marcado del Sr. Dib.

Un texto perfectamente medido donde se dibuja la luz mortecina que envuelve algunas almas ¿humanas?

Mis parabienes al autor.

William dijo...

Homicidio involuntario... Me encantó y como todo lo bueno me dio ideas. Muy bueno, la realidad, puede parecer a unos ojos horrenda y a otros simple juego.

Stefania dijo...

Siempre tan grande Dib!!
Magnífica historia nos dejas, enhorabuena.
Un beso.

Stefi

Anónimo dijo...

Repudio con el alma las bromas pesadas aunque no he sido victima ni victimaria de alguna. Se dice que uno recuerda más el daño que ha provocado que el que ha recibido.

Mar Horno dijo...

Qué espanto. Me recuerda un caso real que salió hace unos años en televisión. En vez de acantilado, era un terraplén. Un grupo de chicos hizo que se matara otro niño con una bici que habían manipulado. La realidad supera a veces la ficción. Un saludo.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.