Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

lunes, 21 de enero de 2013

Dos micros de Luis Correa Vélez


Vértigo

El vértigo que Lucía sentía cada vez que se acercaba a una ventana, la  obligaba a alejarse sin barrer muy bien los rincones del piso 78. Ese día, se atrevió a acercarse un poco más a los bordes, no gracias a un ataque de valentía sino a un llamado de atención del jefe de personal. Estando a pocos centímetros del ventanal, su curiosidad la asaltó y se apoyó sobre la escoba para mirar hacia abajo. Mientras imaginaba lo horrible que se sentiría un desplome desde esa altura vio pasar frente a sus ojos una figura humana en caída libre; el asombro hizo que su cuerpo retrocediera por si solo, como queriéndose alejar de una escena que ya estaba lejos, unos metros más abajo. Su imaginación hizo estragos de la persona que había visto y su corazón falló por la impresión de lo que había imaginado. Lucía murió al mismo tiempo que el maniquí se estrelló contra el asfalto.



Embarazoso

Los doctores sabían que su cuerpo lo rechazaría; las enfermeras estaban desconcertadas pero los pacientes estaban felices desde el día que se anunció. Un embarazo era lo que el hospital necesitaba para levantar los ánimos, especialmente desde que había muerto el viejo que se sentaba junto al árbol…
Los días pasaban y cada vez era más evidente, todos los síntomas se dieron según lo esperado y para los pacientes la alegría crecía proporcionalmente con el vientre. La expectativa los mantenía a todos mansos, por lo que ciertamente no solo los enfermos lamentarían el día en que el proceso se vio interrumpido.
El aborto se dio de forma natural: el abdomen volvió a su tamaño original al igual que los pechos y la cadera, las nauseas cesaron y nunca más volvieron las ganas de vomitar.
El hospital mental lloró la muerte del bebé. El hombre solo necesitó de un corto momento de lucidez para darse cuenta de que el embarazo estaba en su mente.


autor: Luis Correa Vélez.
blog: www.lienzodelgallinazo.blogspot.com

5 comentarios:

Alfonso Carabias dijo...

Brillantes relatos Luis, con buen pulso narrativo y un final desconcertante en ambos.

Un saludo.

Unknown dijo...

¡Tremendos relatos! Me impresionó el titulado "Vertigo"

LuisCo Vélez. dijo...

Muchas gracias por tu edificación Alfonso.

Beto, la verdad es que a mi también me impresionó cuando lo imaginé. Gracias por tu comentario.

Amapola Azzul dijo...

Me encantan los dos microrelatos, a cual más bonito.

Ya los leeré mas despacio.

Besos, la impresión de ambos deja huella.

Carlos dijo...

Que buenos relatos. maravillosos los dos

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.