Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

domingo, 1 de marzo de 2015

El escritor



El escritor había dejado caer su cabeza sobre la destartalada mesa de cocina. La noche y su oscuridad lo sorprendieron dormido y babeante. A su lado, un escrito que parecía una carta y junto a él, una botella de ron vacía. Desde el atardecer, no dejaba de beber, del pico nomás, en rebeldía con el mundo y su suerte. Así, se introdujo en la brumosa soledad del sueño, sólo para acallar la pena que le corroía el alma. Esa pena tenía un nombre: Ruth.

6 comentarios:

manouche dijo...

Poca palabras por todo un drama : bravo !

Julia dijo...


Que bonito post, me he paseado por tu bloc y me ha encantado.
Te animo a hacer una ojeada en el post de esta semana y seguro que veras algunas ideas realmente interesantes.Deseo que te guste y si es así me alegraria que te hicieras seguidora. gracias por visitarme.
Elracodeldetall.blogspot.com

Unknown dijo...

Una pena de amor por una carta de ruptura es un drama tan universal que se pudo haber titulado: "El hombre".
Tanto que ésta carta en los Estados unidos es conocida como:
Recibir un Dear John.
Nombre que le pusieron soldados en bases lejos de casa que pasaban por éste sufrimiento y muchos de éstos, como en tu cuento se pegaban una borrachera.
Tu relato transmite a la perfección. Podía verlo como si fuera cine.
Besos.

Deli Ruiz dijo...

¡Gracias Manouche! Las penas de amor siempre son un drama para quien las vive. Abrazo

Deli Ruiz dijo...

Lindas palabras, Julia!!! Prometo darme una vueltita por tu Blog.

Deli Ruiz dijo...

¡Qué interesante Carlos! a tu lado aprendemos. Un gusto amigo.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.