Viva el consenso.
- Podemos cohabitar - Sonríe.
No imaginaba nuestra reacción al destituirle ¿Esperaba quizás un banquete de homenaje? Le encerramos en el comedor con un tigre hambriento:
- Ahora sabrás como se siente un chuletón.
Julián ni se inmutó. Permaneció tranquilo durante una hora sin decir palabra, ni pedir auxilio. Al abrir la puerta el tigre estaba manso a sus pies, mientras comía lechuga.
- Veis, podemos cohabitar.
Autor: Manuel Ferrero.
Blog: Cuentos y semillas
Me encanta el tigre "vegan" !
ResponderEliminarEstupendo e irónico texto.
ResponderEliminarEse chuletón tiene una pinta... le falta de guarnición unas sabrosas berenjenas fritas...sería otra interesante forma de cohabitar.
ResponderEliminarSaludos.