Un joven aromito, fue testigo de la preocupación de ambos, más
acentuada en el masculino. Ella lo miraba pudorosa. Él, impaciente, esperaba
con ansias que, ese nubarrón oscuro descargara de una vez el elemento que tanto
necesitaba. Caminaba de un lado a otro, inquieto, alborotado. De repente, ella
lo alcanzó y musitó en su oído: "No
te preocupes, la obra continuará, tenemos tiempo". Una luz
zigzagueante y casi roja se dibujó en el cielo oscuro y al rato el sonido
profundo del trueno puso el punto final. La lluvia se deslizó entre brisas y
un canto a dúo se escuchó en la tarde.
Dedicado a los horneros
"Un canto a duo se escucho en la tarde", musical tambien en las palabras....
ResponderEliminarSugerente tormenta de verano...
ResponderEliminarAbrazotes.
El aromo fue testigo de un canto a dúo de dos seres.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Gracias Manouche, Borja y Tati por leer mi micro! En mi país existe una variedad de aves que construye su nido con barro, por lo que esperan la lluvia con ansiedad y suelen cantar a dúo la hembra y el macho antes de que empiece a llover. Ambos trabajan en la construcción. Es hermoso verlos turnarse llevando el barro en sus picos. Se llaman horneros. Un abrazo, compañeros.
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