Me encanta el sexo, improvisar y
arriesgarme. A mi mujer también. Así que en esta semana santa de viaje con su
familia, después de comer, intuí que estaría en el baño. Entré, apagué la luz y
sin preguntar me desboqué, perdiendo el sentido. Cuando recuperé la claridad, mi
suegra no era mi suegra y ahora
compartimos secreto.
Jajajajaj
ResponderEliminarSiempre hay que encender aunque sea un duermevelas...
;-)
Besos, Nico.
Jaja, eso por ir a oscuras.
ResponderEliminarUn saludo
No sólo de noche todos los gatos son pardos.
ResponderEliminarY estará muy bien guardado.
ResponderEliminarbesos.
¡Qué bueno!Lo mejor de todo es que no se le ocurrió gritar...jajajaja
ResponderEliminarSaludos.
Nicolás:
ResponderEliminar¡Menos mal que no era el suegro!
Muy bueno, me hizo reír.
Abrazos.
Uyyyyy!!! Tremendo!!! Jajaja!!! Sus labios quedarán sellados para siempre! Muy bueno, Nicolás!
ResponderEliminarQué tremendo, esta es una historia que comienza a partir del final.
ResponderEliminarJajajaja, eso pasa por ir a "ciegas"
ResponderEliminarBesos desde el aire
Ja, ja, ja, me parto, estaría buena la suegra...
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