Al levantar la vista del libro, le vi, y mil mariposas levantaron el vuelo del estómago a mi boca. No me atreví a abrirla por miedo a que todo se llenase con sus agitados vuelos. Él me miró y de dos zancadas cruzó la distancia que nos separaba me tomó en sus brazos y me estampó un pasional beso. Las mariposas se fueron por su garganta, por fin, quietas.
Rosa M.
Buen destino para esas mariposas que auguran felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué mariposas tan lindas!
ResponderEliminarMe encantan las zancadas, siempre me llevan al campo,donde se va el aire..
Besicos, Rosa.
Super retrato de la magia del beso.
ResponderEliminarSuscribo lo comentado por Carlos.
ResponderEliminarGran trabajo, Rosa.
Un abrazo,
Ay, esas mariposas, quién no las sintió alguna vez, son la vidaaa!!!, un beso Rosa!
ResponderEliminarMe encanta, Rosa. Un relato perfecto para esta semana del amor :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Yolanda, Cabopá, Carlos, Pedro, Atticus, Sara mil gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me gustó mucho el final. Una visión espectacular de esas mariposas pasando a la garganta de otro.
ResponderEliminarTriple de abrazos.
¡Un relato insuperable! Después de leerlo tiré al zafacón uno que escribí con el tema de las mariposas en el estomago.
ResponderEliminarLola, Beto mil gracias y besos desde el aire
ResponderEliminarMuy poético, hermoso.
ResponderEliminarMe recuerda a una película donde trabajaba Tom Hanks, aunque las las mariposas no se escapaban por un beso, aunque era amor, de cualquier manera.
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