El sol prepotea por la celosía y le da un cachetazo inesperado ni bien abre la puerta del cuarto. La luz le duele. Las bocinas, el ajetreo de la ciudad, los chicos que salen de la escuela, la campanita del pochoclero también duelen pero, más aún, ese silencio denso que flota en sus pupilas porque los pies de su hermano cuelgan tiesos hacia el suelo.
ficcionario breve
Jó Sandra, menuda visión para encontrarse al entrar en una habitación, lo que no se qué es la campanita del pochoclero, nunca había oído esa palabra.
ResponderEliminarPrecioso micro y doloroso, un abrazo,
Por éso dicen que a quien ahorcan en lunes, mal empieza la semana.
ResponderEliminarMuy trágico.
No sé que es prepotear, ni pochoclero. Sandra, es estas condiciones no entiendo nada el relato, problema mío.
ResponderEliminarQué final. Fuerte.
ResponderEliminarA veces hay cosas que hacen que se pare el mundo.
ResponderEliminar¡Hola a todos! Disculpen si se escaparon algunos términos del lunfardo que por mis lares son habituales. Prepotear es intimidar, generalmente usando la fuerza; pochoclero es el vendedor de palomitas de maíz y copos de nieve. Aquí andan con un carrito sobre una bicicleta o moto y para llamar la atención de los niños usan una campana.
ResponderEliminarGracias por entrar a leer y avisarme. Besos van!
El impacto de la imagen final es brutal. Muy duro.
ResponderEliminarBesitos
Me encantan las descripcione de tu relato y las palabras que nos das conocer, la imagen del final rotundamente impactante.
ResponderEliminarSaludos!
Durísimo el final, me encantó.
ResponderEliminar¡Felicitaciones!
Gracias por la lectura y el feedback.
ResponderEliminarYashira, Carlos, Ximens, Lucas, Cybrghost, Elisa, Pilar, Juanito: ustedes son palabras mayores! Abrazos admirados van!