La pasada Navidad los niños decidieron representar el
cuento de “Los siete cabritillos” y aún hoy hablamos de aquello; sin embargo,
seguimos sin saber qué es lo que no gustó a los padres del niño que hizo de
lobo: la sangre, sus gritos o el ser conscientes de su pérdida rodeados de
nuestros sinceros aplausos.
Éste excelente relato nos muestra con brevedad las andanzas y muerte de un niño gilipollas, a quien únicamente querían sus padres.
ResponderEliminarEl público vitorea como en el circo romano.
Hay otros a quienes sólo su perro los quiere.
¡Qué bestia, Luisa, qué bestia! Mal papel le tocó al pobre.
ResponderEliminarBesitos
Vaya, algo que nos gusta hacer: dejar que el tiempo de una historia se nos cuele con lo que llamamos nuestra realidad rutinaria. Acá pasó algo trágico, pero en fin, nos gustan estos juegos. Muy bueno.
ResponderEliminarBuenísimo Luisa. Las versiones de los cuentos infantiles se te dan muy bien (todavía recuerdo aquel maratón de micros del aniversario de tu blog), pero éste se lleva la palma. Es bestial pero exquisitamente escrito. Un beso.
ResponderEliminarUffffff, madre mía!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Tanto insistir en lo de la actuación creíble...
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