Con este amargor tan extraño que me corroe, llevo luchando desde que te vi en la estación. Al gritar tu nombre me ignoraste para subir al vagón apresuradamente. Me pareció que tenías miedo y sobre mi colchón de cartones sufrí un aguacero de dolorosos recuerdos, algunos de los cuales continúan tatuados bajo tu ropa. Ahogando mi culpabilidad en tragos de vino, capté el instante fugaz en el que me miraste al pasar, a través de la ventanilla. La calle había blindado mi corazón contra tu odio y tu desprecio, pero la mirada vítrea que se llevó aquel tren era distinta. Tu lástima me está envenenando.
Pedro Alonso.
MICROCUENTOS (y otras historias)
Me ha `parecido un relato muy interesante, cargado de emociones.
ResponderEliminarExcelente, Pedro.
ResponderEliminarNada, eso.
Jamás califico como pide la bitácora Excepto cuando para mi sensibilidad se merece un 10.
Un enorme abrazo.
Qué bien contadas esas emociones, Pedro. La lástima corroe más que el odio. Me encantó!!! Saludos van
ResponderEliminarAaagh logra un efecto fuerte de indignación y pesadumbre en quien lo lee.
ResponderEliminarRetrato de una buena separación, ahora podrán avanzar sin lastrarse mutuamente.
ResponderEliminarExcelente escrito.
ResponderEliminarMe recordó a "Tu perro pequinés", tango que dice:
Muriéndome de hambre y frío
te vi pasar, corazón,
con el auto que fue mío
y el tapado de visón.
Tus ojos vieron mis ojos,
pero no vi tu rubor.
Sentí temblar mis despojos...
y tu perro me ladró.
Chofer japonés
con el auto avión a chorro,
y vos apretando el morro
del perrito pequinés;
la vida, tal vez,
se ensañó y a sangre fría
me regala la ironía
de este cuadro hecho al revés.
¡Cómo quisiera tener
para mi frío espantoso
ese abrigo tan sedoso
de tu perro pequinés!
Cuando pasaste a mi lado,
se me apretó el corazón.
Yo con hambre, destrozado,
vos con mi auto y mi visón.
Por vos perdí mi fortuna,
después de tu amor y hoy, ¡Ya ves!,
le estoy ladrando a la luna,
como el perro pequinés.
Letra y música de Luis Rubistein.
Otra belleza...
Excelente. Gran final.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, excelente relato. Un saludo.
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