Saltó la valla con
cuidado, pero aun así su vestido de tul se enganchó con las púas de los
alambres que, a su vez, estrangularon sus finos pies de bailarina.
Su ingenuidad le llevó
a pensar que su única cárcel era la caja de música.
¡Bonito micro! somos presos de nosostros mismos, hay que salir de esa cárcel que en un momento dado nos impusimos por ignorancia, dolor etc. La libertad, es el bien más preciado que podamos desear. Un saludo
En muchas ocasiones no sabemos que estamos presos e incluso equivocamos la cárcel donde nos creemos encerrados. Precioso, preciso. Una delicia, como siempre. Un beso.
Ahí está la cuestión: el más libre es aquel ingenuo que cree serlo. Los que dejamos atrás esa inguidad sabemos de sobras que en este mundo nuestro, de libres, nada. Oye, Sara, precios el vestido de tul de la ilustración.
Otra metáfora de la vida. Todos vivimos en burbujas y si se nos ocurre tratar de escapar los vestidos de tul se enganchan en las púas de los sistemas establecidos. El dibujo me gusta, Sara.
Muy agudo. En mi opinión, todos estamos en muchas cárceles, y en la mayoría de ellas nos encerramos solitos.
ResponderEliminarSugerente y mágico...Enhorabuena Sara.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Una cárcel para el deleite ocasional de muy pocos. Qué pena.
ResponderEliminarSi es que no estamos preparados para enfrentarnos a todo lo que nos espera allí fuera.
ResponderEliminarUn saludo.
Sara, a veces no nos damos cuentas que estamos presos en muchas cárceles. La bailarina, claro, no lo sabia. Muy buena esa sorpresa final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un micro con pluralidad de sentidos. Uno nuevo por cada emoción que nos recorra al momento de leerlo.
ResponderEliminarAbrazos, Sara!
Lo leí cuando lo publicaste en tu blog. Y al volver a leerlo disfruto de la delicadeza de este precioso canto a la libertad.
ResponderEliminarUn beso, Sara.
Exelente micro.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Medido, agudo, con un punto irónico -todos somos bailarinas- y con un regusto conmovedor.
ResponderEliminarGran trabajo.
Un saludo.
¡Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!
ResponderEliminarAbrazos fuertes.
Excelente corto y conciso. Una ilustración hermosa.
ResponderEliminar¡Bonito micro! somos presos de nosostros mismos, hay que salir de esa cárcel que en un momento dado nos impusimos por ignorancia, dolor etc.
ResponderEliminarLa libertad, es el bien más preciado que podamos desear.
Un saludo
Corto, bello, delicado...
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Al leerlo te imaginas a una pequeña muñeca bailarina que sufre por su libertad.
ResponderEliminarBesos.
En muchas ocasiones no sabemos que estamos presos e incluso equivocamos la cárcel donde nos creemos encerrados. Precioso, preciso. Una delicia, como siempre. Un beso.
ResponderEliminarHermoso relato acerca los seres musicales que hace tanto tiempo eran los primeros robots.
ResponderEliminarHermoso relato acerca los seres musicales que hace tanto tiempo eran los primeros robots.
ResponderEliminarAhí está la cuestión: el más libre es aquel ingenuo que cree serlo. Los que dejamos atrás esa inguidad sabemos de sobras que en este mundo nuestro, de libres, nada.
ResponderEliminarOye, Sara, precios el vestido de tul de la ilustración.
Abrazos
Otra metáfora de la vida. Todos vivimos en burbujas y si se nos ocurre tratar de escapar los vestidos de tul se enganchan en las púas de los sistemas establecidos. El dibujo me gusta, Sara.
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