
La mujer de unos cuarenta años, entrada en canas, se acerca a la sala de los recién nacidos. Una mirada tierna, de madre recién estrenada, atraviesa el cristal. Busca con ojos bailarines al bebé. Parece encontrarlo y entonces sí, despliega una sonrisa bobalicona y se aplasta aún más contra el vidrio. En un descuido de las enfermeras, se adentra en el cuarto para coger en sus brazos a una de las criaturas. Pocos minutos después, por enésima vez, Yerma es expulsada del hospital.
Mei Morán
Triste, sin duda; pero bien narrado, con sutileza, nos va llevando y haciéndonos pensar cuál será la solución final de la historia.
ResponderEliminarBuen trabajo. Enhorabuena.
Muy buena! Bien escrito, me mantuvo a la espectativa todo el tiempo.
ResponderEliminarSawabona!
Con esa décima vez has conseguido que en lugar de parecerme un ladrona sin escrúpulos, me compadezca de ella. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos
Yo creo que así se escriben los microrelatos, trabajados, hasta en el nombre de la muejr. Felicidades.
ResponderEliminarMuy bueno, escueto y con varios giros que lo retuercen.
ResponderEliminarPobre mujer
Plas, plas, plas..Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Tiene que ser muy muy duro no poder tener un niño cuando lo quieres. Te lo confirmo en un par de años.
ResponderEliminarBello y duro.
Desgarrador y no alejado de la realidad. Algunos no deberían jamás tener hijos, otros muchos no deberían no poder tenerlos.
ResponderEliminar¡Pobre mujer!, esa mujer desearía tanto un hijo que sería capaz de cualquier cosa...
ResponderEliminar1 beso.
Yerma por no tener hijos y por no encontrar el consuelo.
ResponderEliminarCuando un relato te llega a conmover quiere decir que es bueno, ¿no?
Besos
yerma su nombre, yerma su fertilidad
ResponderEliminartriste, breve y triste
Vaya qué alivio, por poco creí que se lo llevaba, ¡me gustó!
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarSaludos
Hasta el nombre es acertado como todo en el micro. Un buen trabajo.
ResponderEliminarBesitos