Anoche, tras un matrimonio de quince años, durante la cena, se confesaron el uno al otro que no se habían querido nunca.
No hubo gritos ni dolor, nadie sintió alivio.
Poco después, uno de ellos movía su mano sobre la mesa para tocar la del otro y empezaron juntos a mitigar la soledad y el frío, como habían hecho siempre.
Tan impresionante su lectura como la de la primer vez, aunque ahora, las sensaciones que recibo son más fuertes, más desgarradoras.
ResponderEliminarUn abrazo
La simple compañía.
ResponderEliminarYa me imaginaba que volarían los platos y la comida por los aires pero lo que vuelan son sus sentimientos nulos.
1 beso.
Tan bueno como cuando lo leí por primera vez. A veces, el amor es secundario.Un beso Luisa.
ResponderEliminarEn ocasiones se es muy exigente con el amor.
ResponderEliminarBuen psicodrama.
ResponderEliminarMuestra la disfuncionalidad de algunas parejas y la fuerza del tiempo y la costumbre.
Quizás al final hayan dejado de buscar culpables y comiencen a buscar soluciones.
En el fondo, se querían. Es así, pero eran infelices porque no se querían como se supone que deberían hacerlo. Esa es mi visión. Un relato que transmite el frío de esa mesa.
ResponderEliminarmover las manos y remar hacia la isla del otro, es cosa de náufragos
ResponderEliminarsaludos
Bien dice la cancion...La costumbre es mas fuerte que el amor!
ResponderEliminarBesitos de Arte.
Es que la vida es así en muchas ocasiones. Más de las que pensamos. Además, si el matrimonio no es más que un contrato.
ResponderEliminarSeguramente alguna vez se hayan querido, pero como no hay memoria de sentimientos, es impoble recordarlo. Un matrimonio como todos; mejor que muchos, ellos se sinceraron.
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