La amargura le trepó desde la boca del estómago para enredarse en su corazón y bombear tristeza al resto del cuerpo. Decidió recurrir a sus mil quinientos trece amigos para mitigar su dolor. Compartió con ellos su estado, en un alarde de sinceridad. Las siguientes dos horas le colmaron con decenas de ánimos, besos, abrazos y algún que otro desafortunado “Me gusta”.
Se sintió tan solo que apagó el portátil y abrazó, con fuerza, a su gato.
Pedro Alonso
MICROCUENTOS (y otras historias)
Me quedaste sin palabras!!!
ResponderEliminarDescribes magistralmente esta soledad que se siente... a veces.
Saludos desde el aire
Por lo menos está solo realmente. Estar solo en multitud es cien veces peor e inhibe a la hora de buscar al gato. Buenísimo. Ya lo había visto antes pero no sé dónde.
ResponderEliminarEspero que el gato no le arañase, de verdad que espero que no.
ResponderEliminarLa primera oración del micro es un nano alucinanteeeee!!!! Me encantó, Pedro!!
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarRetrataste al codependiente virtual.
Cada vez me convence más el microrelato...se puede decir tasnto condensando las palabras!!!!hasta la i9magen del gato, arisco e independiente tiene "mensaje" en
ResponderEliminarel cuento.....la soledad dosifi-
cada y el encuentro consigomismo en silencio, es el auténtico refugio del ser humano....
Muy bueno el primer enunciado. Saludos.
ResponderEliminarA veces nos sentimos demasiado solos aun completamente rodeados de gente.
ResponderEliminarGenial entrada.
Un saludo.
Exquisito y turbador.
ResponderEliminarRealidad dura de roer, por eso es que masticamos y masticamos y nunca se acaba.
ResponderEliminarBravo Pedro