Cada noche aguardaba sentada en la cama con un libro viejo esperando a que su abuelo le contara historias, sus padres hacía tiempo que no estaban y sólo él leía sus cuentos... esos en los que las princesas eran rescatadas por apuestos príncipes, donde existían sapos con coronas o brujas feas que se disfrazaban de buenas para no ser descubiertas. Le gustaba oírle, pues al hacerlo imaginaba, viajaba entre páginas, lloraba entre renglones, reía en alguna pausa y suspiraba cuando llegaba el "Fin" .
El libro al que tenía más cariño era ese que todas la noches cogía y que apenas tenía letras, el que estaba lleno de fotos de sus padres, fechas, algún nombre y hasta una flor seca... el que guardaba como un tesoro, con historias mágicas que sólo su abuelo podía leer y que no estando escritas ella imaginaba... al igual que otras veces veía dragones, a un gato con botas, preciosas sirenas o piratas con patas de palo, veía a sus padres en cada aventura que el abuelo, entre foto y foto, sacaba del álbum como por arte de magia.
-"Abuelo haces magia"- le decía todas las noches antes de quedarse dormida.
Y el abuelo entre susurros, para no despertarla, añadía;
-"No cariño, la magia la haces tú".
su
Precioso. En definitiva, el lenguaje es magia
ResponderEliminarUn saludo,
Abuelos y abuelas, ¿por qué serán tan importantes en nuestras vidas?
ResponderEliminarSi tan sólo la humanidad fuése capaz de hacer todo el cariño extensivo unos a otros en vez de limitarlo a los propios clanes.
ResponderEliminarConnstruiríamos un mundo mejor.
Su, a pesar de que el blog lo pide, a mí me disgusta poner nota. Pero este bellísimo cuento merece UN DIEZ, así que voy a ponértelo.
ResponderEliminarHa sido un encanto leerte.
La magia lapones tú...con tus palabras.
ResponderEliminarSaludos desde el aire
La lectura de tu microrrelato me conecta con el cariño y la ternura expresados a través de la creación de mundos mágicos y extraordinarios. No imagino forma más tierna de evitar a una niña el dolor de una pérdida tan grande. Besos.
ResponderEliminarQue bonito, Su. Qué ternura desprende este texto. Casi se me saltan las lágrimas.
ResponderEliminarMi enhorabuena. Besos
Justo ayer asistí a un taller de cuentacuentos. Y sí hay magia al contarlos pero más en saber escucharlos.
ResponderEliminarEste cuento entra de cabeza en mi lista de cuentos preferidos.
Gracias.