miércoles, 20 de abril de 2011

Costumbres

La mano derecha de mi madre, de El secretario

Tras los pasos menudos que atraviesan la puerta, un familiar “Mamá, tengo miedo” penetra en sus sueños y la impulsa a hacerse a un lado. El niño, acurrucado a su costado, acompasa pronto su respiración mientras ella, con el temor de aplastar el cuerpecillo frágil, cae en un sopor inquieto que desemboca en un sobresalto. Tantea. No hay rastro del hijo en esa cama metálica y ajena. Alarga una mano que el interruptor no acoge en el sitio acostumbrado: ese lugar preciso donde ella lo busca, a tientas, desde hace más de quince años.

Pativanesca

8 comentarios:

  1. Gracias, Adivín.
    MA, sí que es triste. La vida a veces es triste, ni conviene olvidarlo ni creo que sea obstáculo para intentar vivirla lo mejor que se pueda.

    Un abrazo a los dos, gracias por comentar :).

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  2. A veces la huella del tiempo es poderosa. Lo mejor dejarla ir con amor. Algunas cosas no vuelven o lo hacen tras la muerte, por ello mejor vivir.

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  3. Es precioso. Me has hecho llorar.

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  4. Muy bonito Elisa. El paso del tiempo, la vejez, la soledad, todo está ahí. Besos

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  5. Precioso, hasta las lágrimas
    Un abrazo

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  6. Manuel, Pepa, Puri, Anita, me alegra que os guste, a pesar de la tristeza.

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