A veces es mejor no tomarse las cosas en serio. Como si realmente el arma que está presionando tu sien no fuera sino un mero artefacto fabricado por la mano del hombre (tu mano) y como tal tenga un tanto por ciento bastante considerable de fallar. Como si el carmín de los labios que te escupen fuera el espejo de tu sangre inminente. Como si la cuerda que te ata las manos a la espalda, tras la silla, no fuera cien por cien natural y, como tal, fuera a deshilacharse de un momento a otro por solidaridad entre cadáveres. Sigamos hablando como si tal cosa, cielo. Al fin y al cabo, no soy más que una estúpida actriz de teatro, tú lo has dicho, y tal vez esto no sea, mi amor, nada más que un ensayo.
Cartografía elemental
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