Había muerto trabajando. Era el payaso más importante del circo, y ahora estaba sobre mi fría mesa de autopsias. Todavía llevaba puesto el traje con su nariz roja. No pude contenerme y la apreté. Su sonido característico inundó la sala. Los tres forenses que allí estábamos reimos a carcajadas. En la sala de espera, el domador y la trapecista, lloraban desconsoladamente.
qué bonito...
ResponderEliminarLos forenses nunca habían tenido la oportunidad de encontrar en la sala de autopsias algo tan divertido como una nariz.
ResponderEliminarPara el domador y la trapecista, no podía haber mayor dolor que estar asistiendo a la última función.
Y triste...Muy bien logrado maríaluisa.
ResponderEliminarHasta qué punto podemos llegar a ser crueles, estúpidos, infantiles y tiernos?
ResponderEliminarFABULOSO!!!
Todo depende del punto de vista desde el que miras...
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo
Lo peor es que trabajaba hasta después de muerto, si es que con esto de la jubilación así terminaremos todos.
ResponderEliminarun besin
Siempre está esa doble cara del payaso: la alegria y la infinita tristeza a la vez!! Muy muy muy bueno, marialuisa!!
ResponderEliminarUn micro que resume la triteza y la alegría de un payaso, de la vida, del amor,...
ResponderEliminarBlogsaludos
Un payaso nunca deja de regalar sonrisas. Buen contraste de realidades. Me gustó. Un abrazo.
ResponderEliminarMe gusta el peculiar sabor agridulce que deja la historia. Fiel al más esperpéntico Valle-Inclán. Abrazos.
ResponderEliminarEs lindo eso de que un payaso después de muerto pueda seguir haciendo reír. Me gustó.
ResponderEliminarBesos a pares.
¿Hay algo más triste que la cara de un payaso?... Este, al menos, hacía reir hasta después de muerto.
ResponderEliminarUn abrazo.
No cabe duda que en cada sesión de risas siempre habrá presencia de la falta de sentido del humor.
ResponderEliminarLa muerte trágica ya está muy vista,
grabemos un buen video fúnebre para que nuestros ritos mortuorios se celebren con risas. Que mejor.
Triste, Maria Luisa,pero hermoso. Murió con la nariz puesta, como un valiente haciendo su difícil trabajo de hacer reír.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios :)
ResponderEliminarun saludo
¿Triste?... más bien tragicómico, como la vida misma.
ResponderEliminarNos lo tomamos todo demasiado en serio. La vida incuída.
Buenísimo, Mª Luisa. Te lo dice Kum* el payaso :)
Buenísimo. Nunca voto. Hoy sí, hala. Un 10 y mi sombrero.
Besos payasos.
Desgarrador.
ResponderEliminarBuen relato, Marialuisa