- Con ese amargor tan extraño no puede ser vino - dice.
La música clásica abandona los altavoces haciendo un paisaje de notas en el aire. Las velas dibujan sombras en la pared y la ensalada de queso azul muestra sobre la rúcula tatuajes morados hechos con el vinagre más caro del mundo. Ella, aún con ropa de calle, sostiene la copa entre sus dedos y observa a su novio. Él ha dispuesto la misma cena romántica de todas las últimas noches.
- Cariño, ¿de que bodega es este tinto? – pregunta.
Su chico sonríe, pálido, al enseñarle los brazos.
Felicidades a Draculera por su vampireo de cena.
ResponderEliminarExtraordinario!!!
ResponderEliminarGran vino.
ResponderEliminarBlogsaludos
Antes con eso se hacía tortitas jaajaja.
ResponderEliminarBiquiños Alberto