Le gustaba subirse de noche a los columpios de los niños, y así entre las sombras soñaba que un día su balanceo le permitiría llegar a aquella estrella, la suya, la que parecía parpadearle y la acompañaba desde que un día le dijeron "no llores niña, él está ahí arriba".
Y cada noche al balancearse le mandaba mil besos, le hablaba de todo y sentía su ausencia, y su parpadeo le parecían pequeños guiños a los que le contestaba un... "y yo también a ti".
Y cada noche al balancearse le mandaba mil besos, le hablaba de todo y sentía su ausencia, y su parpadeo le parecían pequeños guiños a los que le contestaba un... "y yo también a ti".
Bello. :)
ResponderEliminarPrecioso :D
ResponderEliminarun beso
Bellísimo Su!!!
ResponderEliminarUn beso admirado
Preciosísimo Su...
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué tierno. Qué bello. Muy bueno, me gustó mucho el final.
ResponderEliminarUn abrazo,
Andri
Qué bonito su :)
ResponderEliminarY yo también a ti...
ResponderEliminarBlogsaludos
Precioso!!!!
ResponderEliminarSaludillos