Cuando nació tenía el universo dentro, lo sabía todo y lo olvidó con la primera luz del día. Desde entonces, poco a poco, va recordando.
Debe ser por eso que cuando oye o lee mentiras en los periódicos, en las bocas de personajes públicos o privados, amigos o amigas, su universo interior se da la vuelta y no quiere saber nada.
Sí, ya me acuerdo, lo había leído antes.
ResponderEliminarSupongo que los viejos, tan sabios, directamente no quieren saber nada, incluso a veces parecen refugiarse en universos que los demas no comprendemos y a los que llamamos: demencia, Alzeimer,...
Universos.
Un beso.
Buena eleción has hecho al publicar este micro en otro espacio. Se merece la mayor cantidad de lectores!
ResponderEliminarUn abrazo
Recuerdo este micro. Tiene mucha fuerza. Una crítica brutal contra todo un sistema. Un placer volver a leerlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Me pasa a menudo cuando no me interesan las cosas... Lo hago por decisión propia.
ResponderEliminarAunque creo que la interpretación de este micro es múltiple y te FELICITO.
Un beso muy fuerte.
Cruda realidad que se repite una y otra vez.
ResponderEliminarBlogsaludos
Dios mío, me encantó. Eso de tener el universo dentro me parece sencillamente precioso.
ResponderEliminarMuy bueno, Anita, muy bueno.
Muchas gracias, lo de tener el universo dentro es algo que pensaba cuando era niña y que nunca se me fue de la cabeza. Realmente tenía más una sensación de "recordar" que de aprender cosas nuevas. Quizá por la naturalidad con que adquiría conocimientos, no lo sé.
ResponderEliminarPero las mentiras... como no cuadran, no se aceptan naturalmente. Lógico, no?
Abrazos!
Esto si que resultó como enfrentar a la última verdad.
ResponderEliminarLos demás nos distorsionan.
Había olvidado lo magnífico que es este microrrelato, felicidades Anita.
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