A la pobre señora doña vaca se le nublaron los ojotes cuando su becerrito le dijo que quería ser torero cuando fuera grande.
- Querrás decir hombrero, hijito, - le dijo con dulzura, y le acarició los cuernitos.
- Querrás decir hombrero, hijito, - le dijo con dulzura, y le acarició los cuernitos.
Muy impresionante antropomorfismo taurino. Y quiz;as así sea si los toros lo contemplan así.
ResponderEliminarNo todos los espejos de la galería deforman la realidad... Busquen cual no.
ResponderEliminarUn abrazo
Un hombrero famoso, de esos que matan toreros y les cornean.
ResponderEliminarEstá bien, eso de ponernos en el otro lado de la historia.
Un saludo.
Ja,ja,ja,ja... me gusta el humor y la mala hostia del relato.
ResponderEliminarBesos antitaurinos.
Estremecedor. Humor negro y crítica.
ResponderEliminarExtraordinario micro amigo.
Un abrazo.
Definitivamente, bueno. Muy bueno. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte,
Andri
Muy buen humor negro.
ResponderEliminarMis sinceras felicitaciones.
Yo le hubiera dicho que mejor fuera semental...es más divertido :)
ResponderEliminar