Por las paredes de mi cuarto corre un bichito azul. De vez en cuando se para, observa y desaparece tras la piedra ajada.
Mientras, en mi cabeza resuena una triste melodía, extraña, lejana…
El alba se apodera una vez más del rectángulo de mi ventana. Y la indefensa bombilla que cuelga insólita del techo se rinde a la luz tremenda. Una vez más.
“Mañana será otro día” dije anoche, sólo hace unas horas.
Ya es mañana...
Pero no es otro día.
Ese ierre!! oo000hh!! es bellísimo Sara clap clappppppp
ResponderEliminarBrutal!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarChapeau Sara
Encantador.
ResponderEliminarCuántos mañanas sin que venga un nuevo día.
ResponderEliminarMuy bueno!!!
Me quedo con esas dos últimas líneas, como nano tiene una fuerza terrible
ResponderEliminarSaludillo
Estoy de acuerdo con Puck, ya sólo el final es todo.
ResponderEliminarConsigues transmitir esa sensación desoladora.
Un saludín
Tiene que sentirse muy mal el protagonista, Yo le mando un mensaje de esperanza. Sí es otro día: toda cambia, nada permanece. Poco a poco, y con un poquito de esfuerzo de nuestra parte, las cosas cambian.
ResponderEliminarun abrazo
He visto de cerca la agonía de no tener libertad, muy bién descrita la desesperanza.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por los comentarios. Me alegro mucho de que os haya gustado.
ResponderEliminarPor cierto Puck, Rosana: no lo había pensado pero tenéis razón. Me ha salido un nano dentro de un micro.
Besitos para todos
¡Muy bueno, Sara! Profundo y verdadero. La vida nos depara muchas noches de reflexión y lentos cambios.
ResponderEliminarun gusto haberte leído.
Bueno juego de palabras y sentimientos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Biquiños Sara
Muchas gracias, Millz, Carmela.
ResponderEliminarEncantada de que os haya gustado.
Besitos