Todo el mundo sabe que en el océano, a cinco mil metros, no hay nada. Bueno, algo hay... dicen: Detritus y una variedad de lombrices carroñeras. Luego, ¿merece la pena bajar a estudiar semejantes parásitos?
Desde el principio fui reticente, pero a Carlos le interesaban.
— “¡Seguro! Podrán ser útiles para otros fines.” Dijo mirándome esquivo.
Además de ser un océanologo de prestigio, era el director del Proyecto y tenía a su disposición el batiscafo.
Excepto los potentes focos del artefacto la oscuridad era absoluta, y me sentía atrapado en un pozo denso y viscoso.
En un par de horas estuvimos a ras del fondo y comenzamos la búsqueda. No tardamos en descubrirlos; devoraban los restos de un cetáceo.
Utilizando las pinzas Carlos atrapó un espécimen, mediría tres metros. A continuación, manejándolas con habilidad, la ensartó en un anzuelo unido a un sedal de calibre y apagó los focos.
Ascendimos, nos situamos a unos cuatro mil quinientos y aguardamos la... ¡sacudida! Algo poderoso acababa de morder el señuelo.
Tras cerca de una hora de pugna, encendió los focos a toda potencia y lo que presencié me dejó de una pieza. Exhausta y derrotada, una mujer de cabellos rojos y articulados en forma de astas de coral, senos de leche, y ojos níveos como esferas brillantes, era arrastrada hacia las pinzas.
Carlos me miró feliz. Estaba eufórico. Prorrumpió en risotadas. Con los ojos fuera de las órbitas, vociferó.
— ¿¡Qué te parece!? Es hermosa ¿no? Y mirándome con prepotencia, añadió.
— Es una Sirena Abisal. La pondré en la pared del salón, junto a la colección de mariposas exóticas. ¡Quedará estupenda...!
267 Palabras.
Moderato_dos_josef
Desde el principio fui reticente, pero a Carlos le interesaban.
— “¡Seguro! Podrán ser útiles para otros fines.” Dijo mirándome esquivo.
Además de ser un océanologo de prestigio, era el director del Proyecto y tenía a su disposición el batiscafo.
Excepto los potentes focos del artefacto la oscuridad era absoluta, y me sentía atrapado en un pozo denso y viscoso.
En un par de horas estuvimos a ras del fondo y comenzamos la búsqueda. No tardamos en descubrirlos; devoraban los restos de un cetáceo.
Utilizando las pinzas Carlos atrapó un espécimen, mediría tres metros. A continuación, manejándolas con habilidad, la ensartó en un anzuelo unido a un sedal de calibre y apagó los focos.
Ascendimos, nos situamos a unos cuatro mil quinientos y aguardamos la... ¡sacudida! Algo poderoso acababa de morder el señuelo.
Tras cerca de una hora de pugna, encendió los focos a toda potencia y lo que presencié me dejó de una pieza. Exhausta y derrotada, una mujer de cabellos rojos y articulados en forma de astas de coral, senos de leche, y ojos níveos como esferas brillantes, era arrastrada hacia las pinzas.
Carlos me miró feliz. Estaba eufórico. Prorrumpió en risotadas. Con los ojos fuera de las órbitas, vociferó.
— ¿¡Qué te parece!? Es hermosa ¿no? Y mirándome con prepotencia, añadió.
— Es una Sirena Abisal. La pondré en la pared del salón, junto a la colección de mariposas exóticas. ¡Quedará estupenda...!
267 Palabras.
Moderato_dos_josef
me encantó Moderato_dos_josef! esos dos adjetivos exhausta y derrotada contrastan perfectamente con el cierre. Cómo me gustó!!!!
ResponderEliminarModerato. Es un cuento fabuloso. Pero én su lugar yo guardaba a la sirena en la piscina, de perdida en la tina.
ResponderEliminarExcelente relato, me gustó mucho.
ResponderEliminarHola. Soy nuevo ne este blog y agradezco sinceramente los comentarios. Sobre todo me encanta que la idea de coleccionar sirenas os haya gustado. Claro que hay quien las prefiere para sí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Humanos al fin en nuestra prepotencia egoísta, lo queremos poseer todo...triste...¿Cómo se sentiría que fuera al revés, que sea la sirena que pesque al hombre y lo ensalte en las profundides del mar para simple decoro. Muy bueno tu micro, expectante. Un abrazo.
ResponderEliminarPero qué manía con lo de coleccionar...!Eso es muy de naturalista del siglo diecinueve y aún perdura. Me encantó la idea y me encantó la descripción del sirénido.
ResponderEliminarSaludos!
Si siempre la vamos a jorobar en donde nadie nos llama..
ResponderEliminarBicos grandotes.
interesantes. Fue emocionante caminar contigo un gran momento. No he experimentado, que ahora vive imagen mental y por lo tanto la mente a través de los ojos ..
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